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Durante décadas hemos vivido bajo un modelo económico lineal: producir, consumir y desechar. Este sistema ha generado un enorme y nocivo impacto ambiental y social, poniendo en riesgo la disponibilidad de los recursos naturales para las generaciones futuras.
Frente a este reto, surge la economía circular, un enfoque que busca mantener los materiales y productos en uso el mayor tiempo posible.
Pero… ¿qué es la economía circular?
Se trata de un modelo que rompe con la lógica del “usar y tirar”. Se basa en diseñar procesos y productos que prolonguen su vida útil, fomenten la reutilización y reduzcan la generación de residuos. Su objetivo es cerrar el ciclo de los recursos, imitando los sistemas naturales en los que nada se desperdicia.
Para llevarla a la práctica, existen una serie de principios que sirven como guía para transformar nuestra manera de producir y consumir. Estos principios se conocen como “las siete R” y representan distintas estrategias que nos ayudan a reducir el impacto ambiental y aprovechar mejor los recursos.
Estos son los siguientes:
1. Rediseñar
Pensar cómo elegir o crear productos más sostenibles desde el inicio.
- Elegir envases retornables de vidrio en lugar de botellas de plástico desechables cuando compras bebidas.
- Optar por muebles modulares que se adapten a distintos espacios, evitando tener que cambiarlos cada vez que te mudas o reorganizas tu casa.
2. Reducir
Minimizar el consumo de recursos y energía en tu rutina.
- Apagar los aparatos electrónicos cuando no los usas y desenchufar cargadores para reducir el gasto energético.
- Comprar a granel en tiendas locales para evitar envases innecesarios y ajustar la cantidad exacta que necesitas.
3. Reutilizar
Dar una segunda vida a los objetos antes de desecharlos.
- Utilizar tarros de cristal de conservas como recipientes para guardar arroz, pasta o especias.
- Transformar camisetas viejas en trapos de limpieza, evitando comprar productos nuevos para ese uso.
4. Reparar
Extender la vida útil de lo que ya tienes.
- Cambiar la batería de tu móvil en lugar de comprar uno nuevo cuando empieza a durar menos.
- Arreglar la cremallera de una chaqueta o coser un botón antes de desechar la prenda.
5. Renovar
Actualizar para seguir utilizando en lugar de desechar.
- Instalar bombillas led para mejorar la eficiencia energética sin cambiar toda la instalación eléctrica.
- Pintar y barnizar un mueble antiguo para darle un aspecto renovado y seguir usándolo en tu hogar.
6. Recuperar
Aprovechar materiales y energía que, de otro modo, se perderían.
- Separar restos orgánicos y llevarlos a un punto de compostaje comunitario o usarlos en tu propio huerto urbano.
- Guardar agua de lluvia en un cubo para regar las plantas en lugar de usar agua potable.
7. Reciclar
El último paso cuando ya no es posible reutilizar o reparar.
- Separar correctamente los residuos en casa —papel, vidrio, plásticos y orgánicos— para que puedan reciclarse.
- Llevar pilas y aparatos electrónicos a puntos limpios, evitando que terminen en la basura común.
En definitiva, “las Siete R” de la economía circular no son solo conceptos teóricos, sino herramientas prácticas que nos invitan a transformar nuestra manera de vivir: rediseñar lo que consumimos; reducir lo innecesario; reutilizar lo que aún tiene valor; reparar para alargar la vida útil; renovar aquello que puede seguir siendo útil; recuperar recursos que parecían perdidos; y, finalmente, reciclar para darles un nuevo comienzo.
Desde Caja Ingenieros creemos que la verdadera fuerza de la economía circular reside en que todos podemos ser parte del cambio. Y tú, ¿qué opinas?





