No vivimos en una sociedad circular. Todo lo que hacemos, compramos o comemos, todo, produce basura.
Hay que tomar conciencia de la cantidad de basura, desperdicios, contaminación y, en definitiva, daños irreversibles que estamos provocando al planeta a un ritmo demasiado rápido.
Es verdad que últimamente hay una tendencia hacia el ecologismo y la sostenibilidad, y las empresas cada vez apuestan por políticas de RSC más elaboradas y se replantean acciones y procesos.
Muchas personas, a nivel individual, están también intentando cambiar hábitos de consumo. Ya prácticamente todo el mundo en casa, por ejemplo, recicla los desperdicios de todo aquello que consume. Crece la filosofía de vida “zero waste”, eco, etc. Pero… ¿es suficiente? ¿Se trata solamente de una moda superficial? Hay que ir mucho más allá; de eso, estamos seguros.