Para disfrutar de una jubilación como siempre hemos soñado, hay que comenzar a planificarla desde hoy mismo. Tan importante es decidir dónde invertir como cuándo hacerlo, sobre todo al hablar del plan de ahorro-previsión destinado a nuestra jubilación.
Realizar nuestras aportaciones al plan de pensiones cuando nos acordamos de sus ventajas fiscales no suele ser una buena estrategia.
Tradicionalmente, las aportaciones a planes de pensiones se producen en dos momentos del año: durante la campaña del IRPF (entre abril y junio) y a finales de año. En ambos casos, es cuando recordamos las ventajas fiscales que obtenemos al realizar la aportación. Pero, ¿es ese el mejor momento para realizar nuestras aportaciones? Pues bien, actuando de esta manera aumentamos el riesgo de alterar bruscamente el resultado final al comprometer toda la aportación del año a uno o dos días concretos.
¿Qué valor ofrecen a nuestra estrategia de inversión las aportaciones periódicas?
Si establecemos una periodicidad en nuestras aportaciones, conseguimos lo siguiente:
- Evitar la búsqueda del momento óptimo de invertir y decidir cuándo hacerlo, con lo que reducimos la importancia de acertar y no estamos pendientes, en todo momento, de lo que hace el mercado para conseguirlo. Nuestro tiempo es oro.
- Obtener rentabilidades más consistentes y menos volátiles, puesto que vinculamos la rentabilidad de nuestra inversión con la evolución a largo plazo del plan al promediar el coste de compra, compensando así ciclos alcistas con bajistas.
- Aprovechar las ventajas de la mayor fuerza del universo según Albert Einstein: el interés compuesto.
- Disminuir el esfuerzo ahorrador. Es más sencillo aportar poco periódicamente que mucho en una única ocasión.
- Flexibilidad al decidir cuánto y con qué periodicidad realizar la aportación.
¿Cómo utilizar las aportaciones puntuales?
Las aportaciones puntuales nos pueden ser útiles en los casos siguientes:
- Queremos acomodar las aportaciones a los imprevistos que nos surgen durante el año.
- Somos personas con altibajos en ingresos, por lo que podemos aportar más de lo habitual si en ese año hemos obtenido mayores ingresos, lo que implicará una factura fiscal superior.
- A finales de año, al saber aproximadamente el total de la renta que tendremos que declarar, nos puede interesar realizar una aportación extraordinaria.
