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Elecciones de Estados Unidos: efectos de la victoria de Biden

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Elecciones de Estados Unidos: efectos de la victoria de Biden

En un artículo anterior comentamos las primeras consecuencias de una posible victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de los EE.UU., las amenazas de Trump para acudir a los tribunales por supuesto fraude en el voto por correo y la posibilidad de que el nuevo presidente tenga que gobernar sin contar con una mayoría demócrata en ambas cámaras del Congreso.

Tras confirmarse la victoria demócrata en los estados de Nevada y Pensilvania, este pasado fin de semana, Biden & Harris superan los 270 electores necesarios y se proclaman presidente y vicepresidenta de los EE.UU. Aunque Donald Trump, a fecha de hoy, continúa sin reconocer la derrota y afirma estar trabajando con su equipo de abogados para preparar denuncias en diferentes estados, no parece contar con el apoyo del partido republicano. Aún así, todavía debemos esperar hasta enero para conocer el detalle del equilibrio político en el Congreso, ya que en el estado de Georgia se debe celebrar una segunda vuelta después de conocer que ninguno de los candidatos ha conseguido un mínimo del 50% de los votos. De hecho, incluso en caso de una victoria de la segunda vuelta en Georgia, es posible que Biden & Harris deban gobernar sin contar con una mayoría en el Senado.

Escenario político en EE.UU

Se abre por tanto un escenario de status quo positivo desde el punto de vista económico y financiero, en el que el presidente electo puede iniciar su agenda pero con la obligación de negociar con los republicanos en el Congreso. La reacción de los mercados financieros ha sido positiva, ya que la probabilidad de aprobación de propuestas económicas y fiscales menos market friendly, como el incremento del impuesto de sociedades, la limitación de recompra de acciones o estudiar limitaciones al poder económico de las grandes tecnológicas, se ha reducido sensiblemente. Otro factor positivo que ha impulsado las bolsas son las recientes noticias positivas respecto a los avances de las vacunas de Astrazeneca y Pfizer.

Agenda política de Biden y reacción de los mercados financieros

¿Qué medidas y programas quieren y pueden implementar Biden y Harris? Las prioridades inmediatas serán cinco:

  • Plan Federal para cambiar la gestión de la pandemia
  • Negociación con el partido republicano de un nuevo plan fiscal para impulsar la recuperación de la economía
  • Nuevas políticas de sanidad, vivienda y empleo con el objetivo de reducir las tensiones raciales
  • Cambio climático: reincorporación de los EEUU en el Acuerdo de Paris
  • Restablecimiento del estatus internacional de los Estados Unidos a través de un nuevo compromiso con el multilateralismo

Respecto a los programas económicos y fiscales:

  • Plan para la recuperación económica

Antes de las elecciones, ambos partidos estaban en fase de negociación de un nuevo plan de estímulo fiscal para hacer frente a las consecuencias económicas de la pandemia. La previsible situación política después de las elecciones, con un presidente controlado por un Senado en manos de republicanos, hace confiar en un acuerdo fiscal equilibrado que tenga impacto positivo en la economía americana a corto plazo pero que a la vez limite los riesgos para la sostenibilidad de la deuda pública y los costes de financiación a medio y largo plazo. Al menos, así es como los mercados financieros, y especialmente los de deuda, lo han interpretado.

  • Plan de Inversión en Infraestructuras y Economía Sostenible

El programa electoral de los demócratas recogía un plan de inversión de 3.000 billones de dólares para un periodo de 10 años, con un fuerte foco en inversiones dirigidas a infraestructuras pero sobre todo en economía sostenible con el objetivo de conseguir neutralidad en emisiones de CO2 en 2050. Aunque posiblemente el resultado de la negociación con los republicanos será un programa menos ambicioso, es probable que el partido republicano post Trump tenga una posición más favorable a iniciativas acordes al Acuerdo de Paris, por lo que confiamos en su aprobación.

  • Política impositiva

El programa electoral de Biden recoge la propuesta de romper con la política de reducción de impuestos de Trump, a través de un incremento del impuesto de sociedades del 21% a 28% y una elevación del impuestos de rentas de las clases más altas. Los ingresos irían destinados a mayor gasto en educación, guarderías y sanidad, etc. Estimaciones iniciales indicaban un desequilibrio presupuestario entre las distintas iniciativas fiscales, causando un incremento del déficit público de aproximadamente un 2% del PIB al año.

La ausencia del Blue Wave, en línea con lo comentado en los puntos anteriores, han tenido un impacto positivo en los mercados financieros ya que los inversores anticipan que ni el incremento del impuesto corporativo será tan agresivo, ni el impacto en el déficit público de los programas sociales será tan elevado.

  • Política comercial

Aunque el estilo negociador y de comunicación de Biden posiblemente será muy distinto que el de Trump, la política comercial de EE.UU. hacia China será similar. Es consenso en el país que la política económica de China, basada en apoyo estatal a las empresas, mano de obra barata y manipulación de su tipo de cambio, ha afectado muy negativamente al sector manufacturero estadounidense. Biden por tanto continuará con la política de aranceles aunque es probable que retome el diálogo con las autoridades chinas para llegar a un nuevo acuerdo comercial.

Elecciones de Estados Unidos: ¿qué resultados y consecuencias se esperan?

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Elecciones de Estados Unidos: ¿qué resultados y consecuencias se esperan?

Llegamos al día siguiente de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, sin duda uno de los principales acontecimientos para este 2020, pero seguimos sin conocer quién será el presidente del país para los próximos cuatro años. El coronavirus ha cambiado muchas hábitos este año, y entre ellos, debemos incluir la forma en cómo se vota. El voto por correo va a ralentizar el resultado de las elecciones, tendremos unos días de indefinición con el riesgo de que el actual presidente Trump no reconozca el resultados electoral y de que el proceso de recuento se judicialice, tal como ha amenazado esta mañana Trump en su discurso y en Twitter. Mientras escribimos estas líneas, la probabilidad de victoria tanto del actual presidente Donald Trump como del candidato demócrata, Joe Biden, són las de un lanzamiento de moneda.

En 2020, se ha disparado el voto por correo, superando los 100 millones de votos. Para ponerlo en contexto, esta cifra equivale al 73% del total de votos emitidos en las elecciones de 2016. Esta es la principal cuestión que genera un problema en cuanto a la publicación del resultado final. La normativa a aplicar en cuanto a la votación varía según el estado. En algunos de ellos, incluso se admiten los votos por correo llegados hasta unos días después del 3 de noviembre, esto nos acerca a unos comicios con una duración más cercana a la semana que a un día, algo que Trump denuncia en sus recientes declaraciones. Actualmente el foco de atención está puesto en estados “indecisos”, entre ellos Wisconsin, Michigan y Pensilvania. En última instancia, los resultados electorales en Estados Unidos no van a ser oficiales hasta que los estados los certifiquen y, oficialmente, el plazo límite es hasta el 14 de diciembre.

Debemos recordar otro elemento de vital importancia respecto al voto por correo, se estima que más de un 50% de los votantes de Biden votarán por correo, muy distinto al 25% estimado para el electorado republicano. Esto nos sugiere que podemos tener inicialmente unas cifras más alineadas con los intereses del actual presidente pero que pueden ir cambiando a medida haya más voto por correo escrutado.

Resultados

Al día siguiente de las elecciones nos hemos despertado con la sorprendente fortaleza del actual presidente cuando las predicciones daban una clara victoria para el candidato demócrata. Son varios los factores que explican esta realidad, pero queríamos resaltar la estrecha relación entre la elección de un presidente y la situación económica de las familias. La consultora Gallup preguntó a los ciudadanos el pasado septiembre si su situación personal había mejorado a la de hace cuatro años y la respuesta de la gran mayoría fue que sí. Trump es el primer presidente que puede afirmar una mejoría en la vida de las familias bajo su primer mandato desde Reagan. ¿Cómo puede ser esto así en el contexto de una pandemia? El apoyo incondicional de una parte de la población podría dar respuesta. Sin embargo, la importancia de la relación entre la percepción de la situación personal y la reelección de un presidente sigue intacta.

En relación con esta inesperada resistencia de Trump, uno de los escenarios a considerar como resultado de las elecciones queda prácticamente descartado, el escenario de la “ola azul” o “blue wave”. Este escenario consistía en que el partido demócrata se hiciese tanto con el poder ejecutivo como con el poder legislativo. A día de hoy, parece bastante claro que el partido de Biden va a conservar con una amplia mayoría la cámara baja, pero parece que las elecciones no van a darles la suficiente fuerza como para retomar el Senado. Así que asumiendo que Biden ganara las elecciones, y en este momento es una suposición incierta, el Congreso de los Estados Unidos quedaría dividido entre los dos partidos.

Consecuencias

¿Qué políticas van a resultar de los escenarios más probables? De entrada, descartando la “ola azul” también descartamos el mayor apoyo fiscal posible para una mayor recuperación económica en 2021 y 2022. Este escenario ponía especial énfasis en el apoyo de las familias y en una revolución energética, a la vez que relajando tensiones geopolíticas. Por lo que debemos esperar un estímulo fiscal más limitado, con el foco puesto en la mejora de la infraestructura junto con una menor amenaza regulatoria y de subida de impuestos. Por otro lado, sí que deberíamos esperar una mejora en las relaciones comerciales con terceros en el caso de que Biden alcance finalmente la Casa Blanca.

De lo que podemos estar seguros es que las elecciones están siendo mucho más ajustadas de lo que estaba previsto, y esto abre las puertas a un escenario poco deseable. Para empezar, el resultado podría tardar más de una semana en conocerse, junto también con un periodo de incertidumbre más amplío de lo esperado. Asimismo, según lo reñido que acabe siendo el resultado, existen riesgos al alza de acusaciones de fraude junto con desafíos legales que crean una situación que recuerda a las elecciones de años 2000, entre Bush y Gore. Estas acusaciones podrían llegar, en última instancia, a la Corte Suprema, institución que recientemente ha recibido mucha atención tras el fallecimiento de Ruth Ginsburg, una de las juezas más progresistas, y cuyo asiento Trump no ha dudado en suplir con una jueza mucho más conservadora.

Para finalizar, nos encontramos con un escenario mucho más reñido de lo previsto que cierra las puertas a un mayor estímulo fiscal, una mayor regulación y una mayor inversión en energías renovables. Por otro lado, se abren las puertas para consolidar el actual status quo ante una posible judicialización de las elecciones.