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¿Cambio de orden energético en Europa?

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¿Cambio de orden energético en Europa?

A raíz del estallido de la guerra en Ucrania, y a pesar de la coordinación occidental en cuanto a la imposición de paquetes de sanciones y represalias para hacer frente a la amenaza rusa, hay un frente abierto que sigue generando mucha incertidumbre: la dependencia europea del gas y del petróleo rusos.

En concreto, Rusia suministra alrededor de un tercio del consumo europeo de gas natural, cuyo consumo abarca desde el componente doméstico hasta el industrial. Incluso existen algunas regiones como Estonia, Bulgaria, Finlandia o Suecia que cuentan con una dependencia absoluta del gas ruso. Esta situación está poniendo de manifiesto el existente conflicto de intereses y desencadenando una toma de conciencia social y política sobre la imperiosa necesidad de virar el aprovisionamiento energético hacia fuentes no dependientes de Rusia.

En particular, todo parece indicar que la solución precisa aumentar las energías alternativas (nuclear y renovables) dentro del mix energético, pero sobre todo promover las renovables, lo que, a su vez, apoya los diferentes compromisos medioambientales. En este sentido, países como Alemania ya se han comprometido a invertir hasta 200.000 millones de euros en inversiones renovables durante la próxima década. En agregado de la región, destaca la determinación de la Comisión Europea, que ha propuesto un esbozo de plan para que Europa sea independiente de los combustibles fósiles rusos mucho antes del 2030. En la siguiente tabla se muestran algunas de las declaraciones de intenciones de algunos países europeos en esta línea.

 

El desajuste temporal entre oferta y demanda de petróleo y gas natural se ha saldado con importantes aumentos en los precios de estas materias primas, lo que, a su vez, está provocando un efecto dominó en el coste de la electricidad. Por una parte, este contexto está aumentando la eficiencia relativa de las energías renovables frente a las fuentes energéticas fósiles, ya que los aumentos de costes en las renovables no son ni mucho menos comparables con los aumentos de costes en las energías tradicionales.

Por otra parte, dado que en Europa el precio de la luz se establece a partir de una subasta diaria, en la que el último precio que se cruza define el precio final de toda la cantidad energética subastada, los ingresos de los parques renovables están aumentando muy por encima del aumento de sus costes. Por consiguiente, los parques de generación energética renovable son cada vez más rentables.

Si los diferentes países europeos se hubieran involucrado más durante la última década, cuando los avances tecnológicos empezaron a equilibrar los costes de la energía eólica y solar con los de las alternativas fósiles, se podría haber limitado parcialmente el aumento de los precios y el punto de partida en la actualidad sería más benigno.

Sin embargo, lamentablemente eso no se produjo y actualmente el problema es que no existe capacidad suficiente para abastecer a toda la demanda energética a través de fuentes renovables y fuentes de respaldo (gas en ciclo combinado + energía nuclear), por lo que los precios finales seguirán dependiendo de las fuentes de generación energética menos rentables.

En conclusión, los eventos geopolíticos han manifestado nuevamente lo imprescindible que es para las regiones poseer independencia energética, por lo que, junto con la apremiante necesidad de unidad europea para afrontar el cambio climático, el entorno debería seguir impulsando la inversión en energías renovables por motivos económicos, geopolíticos y medioambientales.