Tras veinticinco años consecutivos, hoy, 16 de septiembre, se celebra el Día Internacional para la Preservación de la Capa de Ozono. Este día fue instituido en 1995 por las Naciones Unidas con el objetivo de sensibilizar a la opinión pública sobre este problema.

Desde entonces, y gracias también al Convenio de Viena y a otros acuerdos internacionales, se ha logrado un recorte sustancial en la producción de CFC (compuestos clorofluorocarbonados), principales responsables de la destrucción de la capa de ozono.

Este año, con la pandemia de la COVID-19 como protagonista, se pone de manifiesto que hay que trabajar para proteger el planeta si queremos evitar desequilibrios que generen problemas a escala mundial.

¿Qué es la capa de ozono?

 Es una franja de gas muy frágil que protege la vida en el planeta de los efectos nocivos de los rayos solares. Lo preocupante es que esta capa está en peligro por el uso que se hizo durante muchos años de distintos productos químicos.

Gracias a un gran esfuerzo internacional, se ha logrado eliminar y reducir el uso de estas sustancias químicas que tanto afectan a la capa de ozono y, por tanto, se ha logrado reducir la radiación ultravioleta que llega a la Tierra.

¿Por qué es tan importante su protección?

La capa de ozono tiene una importancia fundamental porque es la responsable de que la radiación que nos llega del sol esté minimizada. Eso se debe a que pasa por estas moléculas de ozono antes de alcanzar la biosfera, lo que provoca que una parte de dicha radiación sea devuelta al espacio. En consecuencia, la luz y la radiación solar que llega a la tierra y a los océanos no es peligrosa para los seres vivos.

Hace diversos años se detectó la degradación de dicha capa y se encontró un agujero que se localiza en los polos (sobre el continente Antártico y el océano Ártico). Este agujero es, en definitiva, una reducción de la cantidad de ozono en dicha capa que permite la entrada de mucha luz ultravioleta en nuestro planeta.

Esto supone un problema medioambiental y de salud, ya que el exceso de la radiación solar es dañino para cualquier forma de vida. De hecho, para los animales incluso puede ser la causa de enfermedades o problemas muy variados como quemaduras cutáneas o cáncer.