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ASSÍS Verde: cultivando un futuro digno

Fundación General

ASSÍS Verde: cultivando un futuro digno

Sembrar nuevos conocimientos y labrar el terreno de los hábitos olvidados para recoger segundas oportunidades. Esta es la filosofía que hay detrás de ASSÍS Verde. El programa con el que la Asociación ASSÍS ofrece a personas en situación de sin hogar una formación que las pueda ayudar no solo a encontrar trabajo, sino, sobre todo, a ganar la autoestima que las noches al raso les ha quitado.

Seis años de trayectoria y casi un centenar de participantes la han convertido ya en una voz autorizada para afirmar que la formación en agricultura urbana, jardinería y compostaje es una buena herramienta para mejorar las competencias y perspectivas laborales de aquellos que hace tiempo parecían condenados a la invisibilidad.

“Las personas que vienen quizás llevan diez años sin trabajar y están muy desconectadas del mercado laboral”. Explica Kike Fontán, técnico del proyecto que asegura que, mediante intervenciones individualizadas y grupales, las ponen al día laboralmente.

La mayoría de ellas llegan a ASSÍS Verde derivadas de otras entidades de la red de personas sin hogar y con una situación habitacional ya estabilizada, aunque, si alguna de ellas necesita un apoyo que va más allá de la formación, también procuran proporcionárselo. Encontrar trabajo es para ellas un nuevo peldaño para volver a alcanzar una vida digna. Por eso es tan importante este proceso prelaboral en el que trabajan hábitos que cuestan de recuperar. La elección de la horticultura y la jardinería no fue casual. Todo arrancó cuando, hace unos años, algunas personas usuarias de ASÍS decidieron plantar un huerto en un pequeño terreno en la parte de atrás del centro.

“Empezamos a ver los beneficios que tenía en la autoestima de las personas el hecho de tener la tarea de venir cada día a cuidarlo, de verlo crecer y de obtener unos frutos”, recuerda Kike.

Al mismo tiempo, hicieron una prospección que les permitió comprobar que alrededor de Barcelona surgían muchas ofertas relacionadas con huertos en la azotea, con los viveros del Maresme, etc. Así que, según el técnico, se vio que aquella era una fórmula que podía conectar el trabajo emocional necesario con las personas y la disponibilidad de ofertas en el mercado laboral. Sin embargo, como en el ámbito de la horticultura la mayoría de trabajos eran temporales, incluyeron también la formación en jardinería.

PROYECTO SOLIDARIO CON UN IMPACTO MUY POSITIVO EN LA AUTOESTIMA 

Cada año, unas 20-25 personas participan en este programa de la Asociación ASÍS que cuenta con la colaboración de la Fundación Solidaridad de la Universidad de Barcelona. Que aporta a la formación de auxiliar técnico el reconocimiento de certificación universitaria.

El alumnado hace prácticas en diferentes colegios y empresas y los resultados han sido muy satisfactorios para las dos partes. “Sobre todo en los usuarios y usuarias que trabajan con niños es muy evidente el crecimiento personal que se produce, porque pasan de recibir enseñanzas a impartirlas”. Explica Kike, que considera que hay un impacto muy positivo en la autoestima.

A pesar de los temores iniciales que se despertaron en algunos centros a causa de los estereotipos que rodean al colectivo, la acogida, dice, fue muy buena. “Todos los colegios han alucinado con el resultado; no se imaginaban que fuera tan bien, pero es que los niños todavía no tienen los prejuicios colocados”. El éxito de la iniciativa se refleja en el hecho de que el número de centros se ha ido ampliando gracias al boca a boca.

La vertiente comunitaria y de trabajo con voluntariado también juega un papel destacado en el programa de ASÍS Verde. En Casa Orlandai, un equipamiento municipal de Sarrià, crearon un espacio de huerto en la azotea en el que las personas usuarias daban consejos al vecindario que participaba. Ahora están intentando crear conjuntamente con las entidades vecinales un huerto comunitario en el mismo barrio.

Actualmente, el programa dispone de un espacio de jardinería, en un terreno alrededor de una casa abandonada, y de tres espacios de huerta: la azotea de la Asociación ASÍS, donde empezó el proyecto, el Monasterio de Sant Pere de les Puel·les y la finca Pere Pons, que les ha cedido la Universidad de Barcelona. Los diversos grupos de alumnado van rotando en estos espacios para poder aprender técnicas diferentes.

INSERCIÓN LABORAL EN DIFERENTES ÁMBITOS

A pesar de las dificultades que la pandemia de la COVID-19 ha impuesto en la mayoría de actividades, el programa de ASÍS Verde no se ha detenido. Al último curso se han apuntado 34 personas (28 hombres y 6 mujeres) y el 75% de ellas lo han finalizado.

Gracias a la formación de 250 horas, cuyo 40% están dedicadas a contenidos de inserción laboral, los participantes han conseguido 16 contratos laborales. No todos están, sin embargo, en el sector de jardinería y horticultura; la mejora de los hábitos laborales les ha permitido encontrar trabajo también en otros ámbitos.

Kike se muestra satisfecho de los resultados no solo por estos datos, sino también por las valoraciones que hacen los y las participantes en la evaluación final.

“Están muy contentos, valoran mucho el hecho de tener un espacio donde no solo trabajan, sino donde también se pueden relacionar y donde hacen una formación muy de tú a tú y al aire libre”.

Uno de los aspectos que más les sorprende es haber aprendido tanto sobre reconocimiento de plantas o sobre la época idónea para plantar, cosas que no se habían planteado nunca. También valoran mucho, asegura, el equipo que los acompaña, en el que están integradas nueve personas voluntarias y profesionales que hacen tareas del día a día, como impartir el temario o preparar las comidas.

“Se crea un ambiente afable en el que los alumnos están muy a gusto”, explica, tanto que hay personas que incluso quieren seguir cuando el curso anual finaliza. Por ello crearon cinco plazas para alumnos a los que consideran que les hace falta algo más de preparación antes de poder insertarse en el mercado laboral.

Gracias a la colaboración de la Fundación Caja de Ingenieros con ASÍS Verde, cada año hay personas en situación de vulnerabilidad que, mediante la adquisición de nuevos conocimientos y la actualización de competencias laborales, consiguen una segunda oportunidad de vivir una vida digna.