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La crisis de las toallitas húmedas

Actualidad General Social

La crisis de las toallitas húmedas

Aunque el confinamiento a causa de la COVID-19 tuvo algún impacto positivo en el medioambiente, también ha representado un aumento del consumo de plásticos desechables, como es el caso de las mascarillas y los guantes. Por otro lado, la situación actual ha causado nuevos hábitos y costumbres en nuestras vidas: pasar más horas que nunca en casa, entre otros. A raíz de esto, se comprobó un incremento del 49% en la venta de toallitas húmedas, lo que acabó provocando atascos de desagües, alcantarillados y de los sistemas de depuración.

Así pues, aparte del coste económico que ha supuesto eliminarlas de estos sistemas, también ha implicado un grave impacto en el medioambiente. Aunque se anuncien como toallitas biodegradables, la realidad es que están fabricadas a partir de microplásticos o fibras sintéticas y conservantes que dificultan la descomposición de estos materiales.

Por lo tanto, cuando las toallitas y otros productos sanitarios no biodegradables se lanzan por los desagües, estos se desintegran en microplásticos y llegan a nuestros mares y ríos, donde pueden tardar más de 100 años en degradarse, y afectan gravemente a la fauna marina. De hecho, según Greenpeace, 700 especies de organismos marinos sufren a causa de la contaminación plástica, y más de 100.000 mamíferos marinos mueren cada año por este motivo.

Para ayudar a conservar los mares y océanos, y su fauna, el responsable de las campañas de agua de Greenpeace, Julio Barea, afirmó que “Hay que minimizar o dejar de comprar estos elementos; no son necesarios realmente en el hogar, lo normal y lo óptimo es usar el papel higiénico y, si no, lavarse más a menudo con agua, que es más ecológico que usar toallitas húmedas. Hay métodos más sencillos y sostenibles en casa para limpiarnos”. 

La misma ONG afirma que la mejor manera para reducir el impacto medioambiental es dejar de comercializarlas.