Os presentamos a Ana Campillo Ajenjo, Dra. En Biología y Scientific Officer en una ONG que trabaja para el desarrollo en países en vías de desarrollo. Es la creadora del Blog Organicus, un rincón elaborado de contenidos relacionados con la vida sostenible y saludable que propone alternativas ecológicas y pequeños gestos que podemos implementar en nuestro día a día para sentirnos mejor y, para no malmeter el medio ambiente.
El Blog nació de la reflexión de Ana al diagnosticarle celiaquía. En ese momento empezó a fijarse más de lo normal en los ingredientes que llevaban todos los productos, no sólo los alimentos, sino también los productos de la limpieza. De aquí nació un interés profundo de crear un Blog dedicado a la vida orgánica y sana.
¿Define en una frase qué significa para ti el consumo consciente?
Desde mi punto de vista, se trata del consumo practicado por un consumidor informado, por un consumidor al que le preocupa conocer los ingredientes que componen un determinado producto, el origen de las materias, su productor, etc.
¿Cuáles consideras que son los retos de la sociedad para vivir en un mundo sostenible?
El primer reto es cambiar la mentalidad y dejar de pensar que una acción individual no lleva a ningún sitio. Con frecuencia escucho a gente decir: “¿Qué sentido tiene que cambie este hábito por uno más sostenible si mi vecino va a seguir haciendo esto, utilizando aquello, etc.?”. Error. Pequeños cambios individuales pueden tener un gran impacto colectivo.
A nivel más global, pienso que uno de los grandes retos actuales es reducir, y a ser posible eliminar, el uso de combustibles fósiles, tales como el petróleo.
¿Con qué valores asocias el respeto al medio ambiente?
- Responsabilidad
- Solidaridad
- Voluntad
- Colaboración
- Generosidad
- Sensibilidad
- Justicia
- Respeto
- Sencillez
¿Qué papel juegan las empresas? ¿Cuáles son los beneficios a corto-medio plazo si en la empresa se adapta a un modelo que no dañe el ecosistema?
En general, uno de los principales objetivos de toda empresa es obtener el máximo beneficio con el mínimo coste. Por ejemplo, las ganancias que se pueden lograr al fabricar un producto con materiales plásticos, en una región remota del mundo donde los trabajadores son más bien esclavos, probablemente sean mayores que las que obtenidas al emplear materias más respetuosas con el medio ambiente y mano de obra local. Ahora bien, no todo debería valer.
Aplicar modelos empresariales sostenibles y respetuosos con el medio ambiente debería primar. Desde mi punto de vista, las compañías deberían verlo como una inversión social y financiera a medio plazo. Y es que la sociedad, premia cada vez más a estas organizaciones que muestran un compromiso con el medio ambiente, comprando sus productos, aún y a pesar de ser algo más caros.
Cierto es que, a parte de las empresas, los gobiernos también son un factor clave de este cambio y deberían implicarse, por ejemplo, desgravando impuestos a todos aquellas compañías que cumplan con unos objetivos de sostenibilidad anuales.
Si no integramos en nuestro día a día acciones sostenibles, ¿Cómo crees que será la situación dentro de 50 años?
Nefasta. Sinceramente, teniendo en cuenta algunos informes medioambientales publicados recientemente, no creo que integrar en nuestro día a día acciones sostenibles sea una opción, sino más bien el único camino a seguir. Y la verdad, no cuesta tanto. Cada uno puede contribuir de un modo u otro, en la medida de sus posibilidades. Tampoco se debe convertir esto en una competición para ver quién es el más sostenible.
Siempre sugiero empezar con pequeñas acciones: comprar frutas y verduras de temporada y de proximidad, ir a la compra con bolsas de tela, utilizar la bicicleta, compartir coche, pasarse a la cosmética eco-natural sin ingredientes derivados del petróleo, comprar ropa de segunda mano (o incluso aprender a coserla), empezar un huerto, reciclar y sobre todo REUTILIZAR. Antes de comprar cualquier bien deberíamos hacernos la siguiente pregunta: ¿realmente lo necesito?”. Para mi es clave no dejarse llevar por consumismo desenfrenado y desinformado, porque como dice el filósofo Christian Jacquiau “cuando compramos, decidimos la sociedad que queremos”. Por lo tanto, es fundamental que el cambio empiece en uno mismo.
