El pasado octubre se celebró en Glasgow la COP26, la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. Durante su transcurso, se dedicó, por primera vez en su historia, un día completo al entorno construido y a los efectos de la emergencia climática en la arquitectura y en las ciudades. Y es que el sector inmobiliario representa casi el 40 % del consumo energético a escala mundial y algo más de un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero porque la mayoría de los edificios no son eficientes desde el punto de vista energético y siguen funcionando principalmente con combustibles fósiles.
Por ello, la descarbonización a través del sector inmobiliario juega un papel fundamental en la transición hacia una economía con cero emisiones de carbono.
Para reducir este impacto negativo en el medioambiente se sigue trabajando en distintas iniciativas a escala mundial. En Europa, actualmente alrededor del 75 % de los edificios son ineficientes desde el punto de vista energético. Alrededor del 90 % de estos seguirán en uso en 2050.
La descarbonización del sector inmobiliario
Ante tal escenario, la Comisión Europea presentó, el pasado mes de diciembre, una revisión de la directiva sobre el rendimiento energético de los edificios. En esta revisión, propone la descarbonización completamente del parque de edificios para 2050 y aumentar la tasa de renovación energética en toda la Unión Europea con el objetivo de reducir tanto la huella energética como el gasto en energía, ya que la mayoría de los edificios existentes en la actualidad seguirán en pie en 2050.
ODS: 11. Ciudades y comunidades sostenibles
Además, propone que, a partir de 2030, todos los edificios nuevos deben ser de emisión cero, es decir, deben emitir la misma cantidad de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera que la que se retira. La Agenda 2030 de las Naciones Unidas aboga en la misma dirección, concretamente el ODS 11: Ciudades y comunidades sostenibles, focalizado en lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
Medidas sostenibles
En este entorno, es normal que muchas empresas involucradas en el sector inmobiliario tengan en consideración la problemática descrita y adopten prácticas más sostenibles con el objetivo de mitigar dicho impacto mejorando la eficiencia energética de los edificios. Algunas de las prácticas más comunes en la industria son la utilización de materiales más sostenibles o de menor impacto en la construcción y diseño, así como una correcta o mejor orientación, iluminación y aislamiento para asegurar el confort térmico, con lo que se disminuye el gasto energético en el edificio sin perder de vista el bienestar de los propietarios.
Parece claro que todas estas medidas benefician al medioambiente. Sin embargo, también son importantes desde el punto de vista financiero de la compañía del sector. Las empresas cotizadas que invierten en activos inmobiliarios sostenibles (residencial, oficinas, logística, centros comerciales…), cuyos ingresos proceden fundamentalmente de sus alquileres, tienen la posibilidad de cobrar alquileres más altos soportados por menores costes de energía, suministros y mantenimiento. Además, consiguen mayores tasas de ocupación al mejorar factores como la productividad, la salud y el bienestar de los arrendatarios. Todo ello se traduce en mayores márgenes operativos y retornos de la inversión, menor volatilidad y mayores valoraciones de los activos para aquellas empresas que apuestan por adoptar medidas que minimicen su impacto medioambiental.
En definitiva, el sector inmobiliario no es ajeno al conjunto de la sociedad. En general, debe seguir apostando por la innovación con el objetivo de conservar los recursos naturales y reducir la huella de carbono y el impacto medioambiental si quiere seguir a la vanguardia, mantenerse competitivo y, a la vez, satisfacer las nuevas necesidades que demandan los usuarios.
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