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¿Cómo podemos influir en los ODS desde la gestión de fondos de inversión?

Finanzas

¿Cómo podemos influir en los ODS desde la gestión de fondos de inversión?

En septiembre de 2015, fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible con el objetivo de eliminar la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia y poner freno al cambio climático, entre otros, para conseguir un desarrollo mundial sostenible.

La Agenda incluye 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a través de los cuales se propone abordar los grandes retos globales: desde la lucha contra la pobreza o el cambio climático hasta la educación, la salud, la igualdad de género, la paz o las ciudades sostenibles. Cada ODS incluye diferentes metas (en total 169) que contribuyen al cumplimiento del objetivo.

¿Por qué son relevantes para la sociedad los ODS?

Los ODS se crearon con el objetivo de promover la cooperación entre naciones y corporaciones y de movilizar y concienciar a la totalidad de la sociedad de la importancia de lograr las metas comunes para, así, garantizar un mundo más sostenible a las próximas generaciones.

Sus principales actores son los países firmantes que tienen el deber y la responsabilidad de desarrollar y fomentar políticas que impacten en estos objetivos. Sin embargo, su impacto llega a toda la sociedad no solo implicando a instituciones, sino también a empresas e individuos (por ejemplo, mediante un consumo responsable).

Oportunidades de fondo

Recientemente, la Comisión Europea ha presentado el ambicioso The European Green Deal o Pacto Verde Europeo, un paquete legislativo, que incluye muchas medidas distintas, con el que pretende transformar radicalmente su economía para lograr que Europa sea el primer continente climáticamente neutral para el año 2050. La Comisión ha estimado que alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 requerirá una inversión anual adicional de 260.000 millones de euros, alrededor del 1,5 % del PIB de 2018. Este flujo de inversión deberá mantenerse (y previsiblemente incrementarse) en los próximos años.

La magnitud del desafío requiere movilizar tanto recursos públicos como privados. Una de las claves principales radica en la implicación del sector privado, al cual se le invita a tomar las riendas y fomentar la consecución de los ODS en sus respectivas áreas de actuación y entre sus principales grupos de interés para contribuir de forma activa en este proceso de transformación. Además de exigirle responsabilidad, también se le ofrecen oportunidades para desarrollar sus respectivos negocios.

La transición hacia un enfoque de rentabilidad-riesgo-impacto en los fondos de inversión

En sus inicios, las estrategias ISR se focalizaron exclusivamente en la exclusión de ciertas compañías o sectores de sus universos de inversión por el hecho, principalmente, de que su negocio estaba relacionado con actividades como, por ejemplo, el tabaco, el armamento o el juego. Durante los últimos años, la tendencia por parte de la comunidad inversora a la hora de acometer inversiones ha sido incluir factores extrafinancieros en la definición de sus universos y procesos de inversión como, por ejemplo, la consideración de factores ASG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo). Siguiendo esta misma línea, los ODS ofrecen la oportunidad de añadir indicadores no financieros para evaluar las externalidades positivas o negativas de nuestras inversiones, además de potenciar el diálogo con las empresas cotizadas en aras de influir estratégicamente en sus planes de negocio.

No hay que olvidar que la inversión responsable no está reñida en ningún caso con la rentabilidad, sino más bien todo lo contrario, como ya lo demuestran numerosos estudios. Y es que reducir riesgos (regulatorios, reputacionales, etc.) necesariamente nos debe conducir a compañías mejor gestionadas, con unos costes de capital menores, lo que facilita, entre otros, el acceso a recursos de forma más eficiente.

Con todo lo anterior, la proliferación de fondos con inclusión de los ODS en su política de inversión será una constante en los próximos años. Esta inclusión puede venir desde el lanzamiento de nuevos fondos hasta el cambio de política de los existentes o la inclusión de métricas no financieras que reporten el impacto en los ODS. La transición desde el tradicional binomio rentabilidad-riesgo hacia un enfoque rentabilidad-riesgo-impacto es una realidad.