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Construyendo un plan de inversión

Finanzas

Construyendo un plan de inversión

Estrategia de inversión

La inversión en mercados financieros, o en la economía real, requiere tomar una serie de decisiones anteriores a las efectuadas en la construcción de una cartera de inversión.

Dichas decisiones van más allá de la compra de un activo u otro y tienen un claro componente psicológico que nos dotan de herramientas para afrontar con mayores garantías los retos que los mercados financieros nos plantean continuamente. El valor de las inversiones, o de las rentas obtenidas por las mismas, puede variar de forma positiva o negativa, y el inversor debe saber que determinados comportamientos pueden ayudar a alcanzar sus objetivos financieros con mayor éxito.

Lo que parece claro, pues, es que realizar inversiones de forma anárquica, sin definir inicialmente objetivos, puede desencadenar en la toma de decisiones reactivas ante los movimientos de los mercados, que a menudo empujan a los inversores menos exitosos a realizar compras o ventas con una visión cortoplacista que en muy pocas ocasiones suelen ser acertadas.

Así pues, el presente documento pretende aportar unas pautas básicas para aquellas personas que deseen invertir, o ya lo estén haciendo, en activos financieros de forma sistemática, racional y estructurada con unos objetivos claramente definidos.

Definición de objetivos. Construyendo un “plan” de inversión

Inicialmente, todo inversor debe definir cuáles son sus objetivos o, dicho de otra forma, qué objetivos vitales desea cubrir a futuro con el patrimonio que haya generado a lo largo de su vida.

Los objetivos pueden ser de diversa naturaleza y, por ello, sus características deben ser consideradas de forma individual.

No es lo mismo invertir nuestros ahorros con el objetivo de complementar nuestra jubilación, que hacerlo para atender un objetivo a corto plazo, como podría ser realizar un viaje familiar el próximo año.

Por otra parte, la capacidad de ahorro que tenemos no es igual para todos. Aquellas personas que dispongan de mayor capacidad podrán lograr objetivos a corto plazo con mayor holgura que aquellas que disponen (y me incluyo) de la porción de un salario para alcanzar su objetivo.

Así pues, la fijación de los objetivos debe estar definida con claridad y, al mismo tiempo, debe ser razonable. Como ocurre con cualquier decisión que requiere de cierta motivación, nuestros objetivos tienen que ser realistas, es decir, deben ser alcanzables si seguimos nuestro proyecto de inversión.

Poniendo un ejemplo cotidiano de un inversor medio, sus objetivos pueden ser tener un colchón de seguridad para cubrir posibles contratiempos (¡malditos electrodomésticos!) y complementar una jubilación (u otro capricho) con una parte de su salario mensual. Para ello, dispone de una parte de sus inversiones en activos financieros conservadores (más o menos el equivalente a cinco mensualidades) para afrontar eventuales necesidades a corto plazo y realiza una aportación mensual en activos más arriesgados con los que quiere cubrir su objetivo de complementar la jubilación.

A continuación, detallamos el proceso de ahorro de un proyecto de inversión en su estadio inicial (para aquellos que lo inicien actualmente) y el de un proyecto correspondiente a aquellos inversores que ya han cubierto su ahorro de seguridad.

plan de inversión

Todo proyecto requiere de compromiso

La parte menos evidente es que todo proyecto requiere de un compromiso para alcanzar los objetivos, de la misma manera que cuando queremos aprender un idioma o mejorar nuestra forma física. Aunque estos compromisos dependen de las posibilidades de cada persona, en términos generales es adecuado definir unas pautas de comportamiento y, por tanto, una escala de prioridades:

  1. Querer mejorar su salud financiera.
  2. Defina qué parte de su salario puede destinar a su proyecto de inversión (ser realista: es mejor aportar más en un mes con menores gastos, que producir ansiedad por la incapacidad de cumplir).
  3. Generar el patrimonio necesario para afrontar posibles eventualidades recordando que debe tener el capital necesario. Si este capital es insuficiente, no podrá afrontar el gasto futuro; pero si este es excesivamente grande, no alcanzará sus objetivos a largo plazo, ya que la capitalización sobre este patrimonio es escasa o nula.
  4. Cuando su colchón de seguridad esté cubierto, realice aportaciones de forma recurrente en un porfolio de inversiones más dinámicas (el perfil de cada ahorrador limitará su capacidad de asunción de riesgos máximos).
  5. Preocuparse por cumplir con los compromisos de inversión definidos en su plan de inversión y no lo haga por el comportamiento de los mercados.
  6. Revisar periódicamente el proyecto: su capacidad de ahorro, su situación familiar o sus objetivos cambiarán a lo largo de su vida, y su proyecto de inversión deberá adaptarse en cada momento.

¿Qué beneficios conseguimos con esta estrategia de inversión?

En primer lugar, estamos cubriendo las necesidades reales de seguridad asumiendo, para ello, un riesgo razonable. Recuerde que la contratación de seguros debe realizarse de forma simultánea. El pago de una prima es, sin duda, inferior a la generación de un patrimonio y nos permite destinar más renta a nuestra cartera de inversión.

Por otro lado, estamos creando un patrimonio a largo plazo mediante aportaciones periódicas en una cartera con objetivos definidos (habitualmente tenemos diversos objetivos de forma simultánea) sin que nos afecte el comportamiento a corto plazo de los mercados financieros.

Esto nos permite poner el foco en lo que realmente es importante, nuestra salud financiera. Mediante esta metodología obtenemos los siguientes beneficios:

  1. Usted invierte en activos de riesgo (con mayor esperanza de obtener rentabilidades a mayor plazo) aquello que realmente no necesita para cubrir necesidades a corto plazo, y recuerde que en caso de producirse una necesidad puede desinvertir parcial o totalmente la cartera generada.
  2. Si realiza aportaciones periódicas, usted está invirtiendo de forma diversificada. Así es, el hecho de comprar de forma recurrente nos permite obtener mejor precio cuando los mercados corrigen, y una mejora en la valoración de nuestra cartera cuando los mercados se revalorizan. De este modo, no nos afectan los movimientos bruscos de los mercados. Imagine que alguien comprara con todos sus ahorros acciones de renta variable antes de la crisis de 1929 o, por el contrario, que realizara compras por el mismo importe mensual, supongamos, desde 1919 hasta su jubilación en 1959. Sin duda, el impacto en sus ahorros no fue el mismo.
  3. Invirtiendo con una estrategia definida, dota a su cartera de estabilidad al evitar salir y entrar constantemente de nuestras inversiones fruto del ruido de los mercados. Aquellos que mantienen sus posiciones, sin verse afectados por los movimientos a veces bruscos de los mercados, se benefician de la tendencia alcista a largo plazo.
  4. Al hacer que el tiempo sea su aliado, conseguirá que el efecto de la capitalización impacte sobre nuestra cartera.
  5. Pero, sobre todo, está generando un ahorro financiero que con el paso del tiempo será mayor destinando únicamente aquello que realmente le es posible.

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En todo caso, si decide iniciar su proyecto de inversión, recuerde que cuenta con nuestro asesoramiento para poder construir conjuntamente aquella cartera que mejor pueda ayudarle a cubrir sus objetivos futuros.