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¿Qué es y por qué es tan importante la inflación en los mercados financieros?

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¿Qué es y por qué es tan importante la inflación en los mercados financieros?

Uno de los grandes temas del momento es el posible resurgir de la inflación y sus posibles implicaciones económicas y financieras tras la implantación de políticas fiscales y monetarias expansivas, junto con una más que probable aceleración económica propiciada por la aparición de las vacunas.

¿Qué es la inflación?

Existen múltiples definiciones que tratan de explicar qué es la inflación, por lo que hemos elegido la del Banco Central Europeo debido a su sencillez: “Un aumento en el nivel general de precios, por ejemplo, en el índice de precios al consumidor”. Por tanto, la inflación es un cambio persistente en el nivel general de precios de los diferentes bienes y servicios que genera una economía sobre una base anual.

Este fenómeno se suele producir cuando la cantidad agregada en unidades monetarias disponibles para comprar (como pueden ser los euros o los dólares estadounidenses) es superior a la cantidad de bienes y servicios que una economía puede ofrecer. Cuando esto sucede, la capacidad de poder adquisitivo del conjunto de la masa monetaria tiende a depreciarse debido al fenómeno de la inflación para, así, equiparar la capacidad adquisitiva de dicha masa monetaria con la producción total de una economía. Por tanto, el principal riesgo de la inflación es el poder de erosión que esta tiene por lo que respecta a la capacidad de adquisición de una unidad monetaria.

Un nivel de inflación moderado es saludable

En términos generales, un nivel de inflación excesivamente elevado reduce el valor de los ahorros y de los salarios, resta competitividad a los productos y servicios e incrementa la inseguridad financiera, entre otros. Por tanto, si el conjunto agregado de precios se dispara al alza, los perjuicios macroeconómicos suelen ser negativos. Sin embargo, una inflación moderada y estable es saludable, ya que ayuda a reducir el apalancamiento financiero público y privado, incrementa los ingresos e incentiva el desarrollo económico. Por ello, los principales bancos centrales tratan de mantener la inflación baja, pero por encima de cero. En este sentido, el objetivo de inflación de la Reserva Federal o del Banco Central Europeo se sitúa en el entorno del 2 % -con matices-. En caso de que aumentase de manera notoria por encima de dicho objetivo, la reacción habitual de estos es elevar los tipos de interés nominales a fin de frenar el avance en el nivel general de precios.

En el ámbito microeconómico, existe una correlación positiva entre un nivel de inflación moderado y los beneficios debido a que un aumento de los precios se refleja en el crecimiento de los ingresos y compensa con creces el incremento de los costes, los cuales también aumentan debido a la inflación. Sin embargo, la evidencia empírica demuestra que unos niveles de inflación elevados generan incertidumbre y añaden volatilidad.

Implicaciones de la inflación en los mercados financieros

Desde una óptica por clase de activo, la correlación positiva entre beneficios e inflación moderada provoca que los activos reales como la renta variable, las materias primas o los activos inmobiliarios se comporten mejor en un entorno inflacionario que los activos financieros como la renta fija o los activos monetarios. Es importante ser consciente de la importancia de la pérdida de valor en un entorno de inflación moderada (2 % al año): en 5 años el valor del dinero, y, por tanto, del ahorro, se habrá depreciado cerca de un 10 %, y en 35 años lo habrá hecho en un 50 %.

En este sentido, merece la pena señalar que la gran mayoría de activos financieros -en contraposición a los activos reales- suelen ofrecer rentabilidades nominales. Por tanto, si un inversor compra un bono con una rentabilidad del 2 % a 12 meses, pero la inflación es equivalente al 3 % durante ese periodo, la rentabilidad real habrá sido negativa en un -1 %. En cambio, el precio de la mayoría de activos reales aumenta a la par de la inflación (sino más, como es el caso de la renta variable en el largo plazo) y preserva su valor.

Generalmente, la inflación aumenta cuando el crecimiento económico se acelera. Por tanto, las compañías más asociadas al ciclo económico son las más beneficiadas en un entorno de incrementos moderados de precios desde una perspectiva de modelo de negocio -debido a la correlación positiva con la evolución del PIB que estos presentan-, así como por la repercusión de la inflación en las cuentas de resultados -comentada en el tercer párrafo-. Además, existen segundas derivadas en entornos inflacionarios como pueden ser el incremento de los precios de las materias primas o de los tipos de interés, lo que beneficia a los sectores expuestos a la evolución del precio de las materias primas o al propio sector financiero. Por el lado contrario, un incremento generalizado de precios afecta negativamente las valoraciones de aquellos modelos de negocio de mayor crecimiento, ya que la mayor parte de su valor presente es derivado de los flujos de efectivo esperados en el futuro; por tanto, un incremento de los tipos de interés devalúa el valor de dichos flujos al ser descontados hasta el momento presente.

A futuro, será clave monitorizar la evolución de los índices breakeven, ya que funcionan como predictores de los futuros niveles de inflación. Actualmente, en promedio se encuentran dentro del rango saludable para la economía, si bien es cierto que la reactivación económica podría situarlos de forma coyuntural por encima del 3 % para el caso norteamericano, y que eventualmente podría llegar a perjudicar a la gran mayoría de activos financieros en caso de persistir a lo largo del tiempo.