Los impuestos medioambientales sirven para estimular la mejora en los niveles de eficiencia energética y permitir cumplir con una mejor gestión de los recursos naturales. Para seguir progresando hacia un modelo de desarrollo sostenible. Además, tratan de internalizar los costes medioambientales derivados de la producción de la energía eléctrica y del almacenamiento de combustible nuclear o de los recursos radiactivos.
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