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La IA y el medioambiente: ¿un equilibrio imposible de lograr?

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La IA y el medioambiente: ¿un equilibrio imposible de lograr?

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una tecnología disruptiva que está revolucionando diferentes industrias y campos, incluido el de la sostenibilidad. La promesa de la IA es que puede ayudarnos a abordar algunos de los mayores desafíos ambientales y sociales a los que nos enfrentamos: desde la lucha contra el cambio climático hasta la gestión eficiente de recursos. Sin embargo, también existe una gran preocupación sobre el impacto ambiental de la IA en sí misma y en su uso.

¿Cómo nos podemos beneficiar de las nuevas aplicaciones de la IA?

La inteligencia artificial (IA) puede ser una herramienta poderosa para la sostenibilidad, y algunas de sus aplicaciones incluyen:

  • Agricultura sostenible: la IA puede ayudar a los agricultores a reducir el uso de pesticidas y fertilizantes al identificar áreas específicas en las que se necesitan más o menos productos químicos. De igual manera, la IA puede ser utilizada para predecir y evitar la aparición de problemas medioambientales antes de que ocurran, lo que permite una mayor eficiencia en la gestión de recursos.
  • Reducción de desperdicios en el sistema alimentario: la IA puede ser utilizada para determinar el momento exacto en el que la fruta está lista para cosecharse; con ello se adapta la oferta de alimentos a la demanda. Esta vía de investigación con la IA como principal protagonista supondría un ahorro aproximado de 127.000 millones anuales a escala mundial.
  • Gestión del tráfico: la aplicación de la inteligencia artificial a la movilidad urbana permite predecir atascos y ofrecer rutas alternativas, lo que facilita la movilidad y minimiza su impacto ambiental.
  • Eficiencia energética: la IA puede ayudar a reducir el consumo de energía en edificios y fábricas mediante la monitorización y control de la iluminación, la climatización y otros sistemas. También puede ser utilizada para optimizar la planificación de rutas de transporte, lo que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector del transporte.

En resumen, la IA puede ser la aliada que el desarrollo sostenible necesita para diseñar, ejecutar, consultar y planificar mejor el futuro de nuestro planeta. Una tecnología como la IA nos puede ayudar a construir de manera más eficiente, a utilizar los recursos de forma sostenible y a reducir y gestionar mejor los residuos que generamos, entre otras muchas cosas.

La IA está transformando el mundo, pero ¿tiene también un coste ambiental?

 La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una tecnología cada vez más presente en nuestra vida diaria: desde asistentes virtuales hasta sistemas de reconocimiento de voz y recomendaciones de contenido personalizado. Sin embargo, también debemos tener en cuenta que la IA no es una tecnología libre de impactos ambientales.

De hecho, el desarrollo y uso de la IA conlleva una gran cantidad de energía tanto para entrenar los modelos de aprendizaje automático como para ejecutar las aplicaciones de IA en sí. El consumo energético de la IA es especialmente elevado en el caso de los grandes centros de datos que albergan los servidores necesarios para procesar los datos y entrenar los modelos de aprendizaje automático. Alimentar de datos a una máquina para que sea capaz de aprender el lenguaje de los humanos tiene un coste para el medioambiente cinco veces superior a lo que contamina un automóvil durante toda su vida útil.

Además, la fabricación de los componentes electrónicos necesarios para la construcción de los dispositivos de IA también tiene un impacto medioambiental significativo. La extracción de minerales y metales necesarios para los componentes electrónicos puede ser especialmente perjudicial para el medioambiente y puede tener consecuencias sociales graves, como la explotación laboral en países en desarrollo.

Es importante tener en cuenta que el consumo de energía de las tecnologías de la información representa actualmente el 7 % del recurso global, un porcentaje que se prevé que siga aumentando a medida que se incrementa el uso de las TIC. Además, se estima que los centros de datos que albergan los servidores necesarios para la ejecución de las aplicaciones de IA ya consumen el 2 % de la energía global.

Por lo tanto, ¿la IA es una aliada o una amenaza para la sostenibilidad?  

En conclusión, la IA tiene un gran potencial para abordar los desafíos ambientales y sociales, pero también puede tener un impacto significativo en el medioambiente. Es importante que sigamos explorando las posibilidades de la IA para la sostenibilidad, al mismo tiempo que trabajamos juntos para minimizar su impacto ambiental y social. La sostenibilidad debe ser un objetivo clave en el desarrollo y aplicación de la IA, y debemos encontrar soluciones que permitan su uso responsable y eficiente.