Artículos guardados
¿Sabías que la inversión socialmente responsable se comporta mejor que la inversión tradicional?

Finanzas General

¿Sabías que la inversión socialmente responsable se comporta mejor que la inversión tradicional?

¿Sabías que la inversión socialmente responsable se ha comportado mejor que la inversión tradicional a lo largo de los últimos 3, 5 y 7 años?

Aunque puede parecer una afirmación contundente, si nos ceñimos a los datos empíricos, es lo que se deriva del análisis de comparar el desempeño de índices ASG (medioambiental, social y de gobernanza corporativa) de MSCI1 globales, europeos y emergentes frente a sus índices homólogos no ASG en diferentes ventanas temporales (con datos al cierre de marzo de 2020).Como se observa en la siguiente tabla, este mejor comportamiento se ha producido en diferentes entornos de mercado, incluyendo las recientes caídas de los mercados financieros a raíz de la COVID-19, lo que pone de manifiesto la gran consistencia de esta tipología de inversión.

Fuente: CI Gestión con datos de Bloomberg a 31 de marzo de 2020, en euros e incluyendo dividendos. Los índices utilizados son MSCI World ESG Leaders vs. MSCI World, MSCI Europe ESG Leaders vs. MSCI Europe y MSCI Emerging Markets Leaders vs. MSCI Emerging Markets.

A pesar de que ciertos inversores podrían considerarlo una mera coincidencia o casualidad, a lo largo de las últimas décadas, académicos e inversores han elaborado numerosos estudios con el fin de discernir si existe o no una relación causa-efecto entre la aplicación de criterios ASG y el desempeño bursátil de las compañías. A través de una recopilación de más de 2.200 de estos estudios empíricos, Gunnar Friede, Timo Busch y Alexander Bassen concluyeron que cerca del 90 % no encontraban relación negativa entre la inversión con criterios ASG y el retorno  financiero; más aún, la mayoría de ellos mostraban una relación positiva.

Sin embargo, el quid de la cuestión es comprender cuál es el argumento que ha respaldado tal relación en el pasado y concluir si es extrapolable a futuro.

Para ello, es necesario destacar el elemento sobre el que pivota nuestra tesis: un menor coste del capital. En este sentido, nos remitimos al estudio publicado el 25 de febrero de 2020 por Ashish Lodh, vicepresidente del Equity Solutions Research de MSCI. El estudio concluye que las
compañías con una mejor calificación de su información extrafinanciera tienen un coste de capital menor (tanto deuda como fondos propios) y, por tanto, tienen mejores condiciones de acceso a la financiación.

El alcance de estos datos resulta trascendental para los mercados financieros debido a que permite a las compañías beneficiarse de los siguientes aspectos:

  1. Mayores márgenes de beneficios. Ceteris paribus, un menor coste de la deuda redunda en una menor carga de intereses financieros y, por tanto, en unos mayores antes y después de impuestos.
  2. Mayor disponibilidad del capital. El menor coste de la deuda posibilita la financiación de un mayor número de proyectos, que, de ser invertidos de forma rentable, supondría una mayor generación de valor para todos los grupos de interés, y su diferencia en la propuesta de valor con respecto a la competencia se ensancharía.
  3. Mayores valoraciones de los activos. Debido a que el valor empresarial de una compañía equivale a la suma del valor presente de sus flujos de caja futuros, el descuento de los flujos a una menor tasa implica un mayor valor actual de la compañía.

Es razonable asumir que tales bondades justifican gran parte del mejor desempeño financiero de estrategias ISR frente al resto del mercado en el pasado, pero la pregunta clave es: ¿son tales bondades extrapolables a futuro?

Estamos totalmente convencidos de que sí. El argumento principal es que los tres beneficios retroalimentan los elementos que los crean. Por ejemplo, como ya hemos comentado anteriormente, el menor coste del capital posibilita el acceso a financiación para acometer un mayor número de proyectos, lo que aumenta la generación absoluta de valor para todos los grupos de interés y no solo para los accionistas, ya que la compañía se encontrará en mejor posición para ofrecer trabajo y pagar más impuestos sobre los mayores beneficios generados revirtiendo de forma positiva sobre la sociedad.

En última instancia y al tratarse de los futuros ganadores, los agentes económicos prestarán mayor interés y, probablemente, los inversores estén dispuestos a ofrecer mayores primas, especialmente frente a otras compañías que presenten un menor grado de integración ASG en sus estrategias.

Sin embargo, resulta relevante destacar que parte del mejor desempeño histórico de estrategias ISR se debe a la combinación entre el fuerte incremento de los flujos de entrada hacia estrategias dedicadas y la escasez de alternativas de inversión con probado impacto social o medioambiental, lo que está originando una expansión de múltiplos muy notable y situando las valoraciones de determinadas compañías
sensiblemente por encima de las del mercado, lo que se denomina prima ISR.

A pesar de que el factor escasez tiene un precio, resulta peligroso asignar cualquier valoración a esta tipología de compañías, especialmente para aquellos inversores que, además de perseguir objetivos extrafinancieros en sus estrategias ASG, también pretenden seguir manteniendo mejores retornos con respecto al mercado de una forma sostenible en el tiempo.

Por último y a pesar de que seguimos convencidos de que la integración de aspectos ASG seguirá mejorando los términos cualitativos de las compañías y, por ende, de la sociedad en general, creemos que el mejor desempeño bursátil futuro estará condicionado, si y solo si, por una combinación entre una óptima integración de factores ASG y una sólida disciplina en la selección de ideas y composición de cartera.