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“Mujer e Ingeniería”: sororidad para liderar el futuro

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“Mujer e Ingeniería”: sororidad para liderar el futuro

Cuando Andrea conoció a Mercedes, estaba finalizando un máster especializado en integración de sistemas de aeronaves y a punto de encarar una entrevista de trabajo en una de las compañías más importantes de su sector. Mercedes, con más de 30 años de experiencia en la ingeniería aeronáutica, la ayudó a preparar la entrevista y, después de conseguir el puesto, a integrarse en su nuevo equipo.

Esta conexión no fue casual, ambas formaban parte del programa de mentoring de “Mujer e Ingeniería”, una iniciativa de la Real Academia de Ingeniería para impulsar las vocaciones STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) entre las mujeres que cuenta con la colaboración de la Fundación Caja de Ingenieros. Mercedes Oliver y Andrea Grande de Dios son solo dos de las 2500 personas que integran este proyecto.

STEM: Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas

“Con un pequeño esfuerzo amplificas la capacidad de la persona que acompañas. No se trata de dar respuestas, sino de ayudar a hacerse las preguntas correctas y orientar para que lleguen a su propia solución”, explica Mercedes, que utiliza el símil de la palanca para describir la función de la mentoría.

Desde que el proyecto se puso en marcha en 2016, más de 300 profesionales con cargos directivos y de alta responsabilidad han acompañado en su inserción laboral, compartiendo sus experiencias y puntos de vista, a más de 500 alumnas de los últimos cursos de Ingeniería y otros estudios STEM.

El objetivo es proporcionar herramientas y referentes para que las mentees, las personas acompañadas, puedan desarrollarse profesionalmente y reconocer su propio potencial, algo que, según Mercedes, puede ayudar a optar a más oportunidades: “Las mujeres tendemos a exigirnos cumplir el 95-99 % de los requisitos de un puesto para aplicar, si no, ni lo intentamos”. Para ella, que las mujeres tengan más visibilidad es fundamental y eso se consigue con esta experiencia, que resulta muy empoderante no solo para las estudiantes, sino también para las mentoras.

De hecho, Andrea también ha participado en el programa guiando a estudiantes que empezaban la carrera, y tomar ese rol la hizo valorarse más y coger confianza en sí misma. “Al reflexionar en voz alta es quizás cuando te das cuenta de que estás consiguiendo tus objetivos”, comenta.

Este acompañamiento dirigido a alumnas de primeros cursos, igual que las mentorías con profesionales, es gratuito para ellas gracias a becas, como las que otorga la Fundación Caja de Ingenieros, para garantizar la igualdad de oportunidades. También en lo económico.

Una carrera técnica con vocación social

El proyecto “Mujer e Ingeniería” nació de la preocupación de la Academia por la escasez de representación femenina en un sector clave para la innovación y el desarrollo de la sociedad.

La razón es que, a pesar de ser mayoría en las aulas universitarias (56 %), en Ingeniería y Construcción solo un 29 % de los estudiantes son mujeres, y el porcentaje cae hasta un 14 % en carreras del ámbito de la Informática.

Esto significa que una parte importante de la población se encuentra enormemente infrarrepresentada, junto con sus necesidades, pensamientos y formas de hacer.

Los estereotipos de género, además de la falta de referentes femeninos, son una de las principales causas de la escasez de vocaciones técnicas entre las estudiantes.

Dentro de las carreras de STEM, ellas siguen eligiendo especialidades como Ciencias de la Salud o, si tenemos en cuenta solo las técnicas, Bioingeniería.

Es decir, prefieren aquellas ramas del conocimiento que contribuyen a mejorar la vida de las personas. Por este motivo, transmitir la vertiente humana y el impacto social que puede tener la ingeniería es esencial.

“Considero que los ingenieros nos vendemos muy mal. La sociedad no sabe lo que hacemos realmente, solo piensa que nos dedicamos a «cosas difíciles» y que tenemos que estudiar mucho durante la carrera, por lo que este tipo de programas me parecen imprescindibles para romper estos mitos y estereotipos, especialmente en edades tempranas”, explica Andrea.

Para que los más jóvenes conozcan las aplicaciones reales de la ciencia y la tecnología y sean conscientes de su capacidad transformadora, “Mujer e Ingeniería” también está presente en escuelas e institutos con programas como TECHM, un concurso destinado al alumnado de educación primaria y secundaria -en el que ya han participado más de 2000 estudiantes- que les propone el reto de identificar un problema social y darle solución a través de la tecnología con la creación de un robot o de un prototipo.

Las iniciativas de “Mujer e Ingeniería” no acaban aquí.

  • El proyecto también organiza actividades para dar voz a los expertos y ofrecer una formación continuada totalmente gratuita: encuentros entre profesionales y estudiantes; mentorías dentro de las empresas; programas de promoción del emprendimiento;
  • También organiza charlas sobre tecnología e industria.

Todo esto con el fin de paliar la brecha de género en un sector que es clave en el presente, pero, sobre todo, lo será en el futuro.