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Neutralidad de la Red

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Neutralidad de la Red

¿QUÉ ES LA NEUTRALIDAD DE LA RED?

En 2003 el profesor de Columbia Tim Wu introdujo el concepto de neutralidad de la red en su artículo Network neutrality, broadband discrimination. El concepto se define como el principio por el cual los operadores de Internet deben tratar a todo el tráfico que transita por su red sin discriminar en función del usuario, contenido, página web, aplicación o equipo desde el cual se acceda. En definitiva, la neutralidad de la red pretende evitar que los operadores manipulen la red en función de sus intereses y no los de sus usuarios, por ejemplo bloqueando o ralentizando el acceso a contenido de la competencia.

El debate sobre la neutralidad de la red ha estado presente desde principios del siglo XXI, principalmente en la sociedad americana. En 2004 Comcast redujo la velocidad de los archivos que se utilizaban en aplicaciones P2P y la FCC multó a The Madison River Communications con 15.000$ por bloquear el acceso a su competidor Vonage. Si bien estas controversias eran limitadas, con la masificación del acceso a Internet y la llegada de nuevos proyectos destinados únicamente a este entorno los conflictos se hicieron más patentes en ámbitos cada vez más generalistas. Esta conflictividad llegó a su punto álgido en 2014 cuando Netflix tuvo que alcanzar un acuerdo económico con Comcast y Verizon para que su servicio se viera beneficiado en relación a la competencia. Las protestas de Netflix por considerar que se veía obligado a pagar un peaje injusto por no existir neutralidad en la red llevaron a la administración estadounidense a declarar Internet como un bien público en 2015 y prohibir a los proveedores de Internet discriminar el tráfico que circula por sus redes.

Con la llegada del nuevo gobierno, una de las medidas prioritarias era reducir la regulación en todos los ámbitos por lo que el nuevo responsable de la FCC, Ajit Pai, en diciembre de 2017 ha decidido promover una iniciativa que devuelve al sector a la situación previa a 2015.

POSIBLES CONSECUENCIAS ECONÓMICAS

Para entender el impacto de esta decisión en la industria vamos a simplificarla en tres actores:

  • Proveedores de servicios. Son empresas o particulares que ofrecen un producto a través de Internet. Entre ellos encontramos a los grandes nombres como Google, Facebook o Amazon, proveedores especializados como Instagram, Netflix o Spotify, aplicaciones empresariales en la nube como Salesforce o ciudadanos particulares que gestionan un blog.
  • Operadores de Internet. Son empresas que se encargan de construir y gestionar las infraestructuras necesarias para el funcionamiento de Internet. En EE.UU. podemos encontrar AT&T o Verizon y en Europa Telefónica o Vodafone entre otros.
  • Consumidores. Todos aquellos con acceso a Internet

Desde el punto de vista económico, la neutralidad de la red es una lucha por el control de los beneficios de una industria creciente entre dos grupos con intereses contrapuestos. Por un lado, los operadores de Internet destinan grandes cantidades a infraestructuras que desean rentabilizar mientras que los proveedores de servicios necesitan acceso a estas infraestructuras y desean minimizar el coste que ello supone. Podríamos entender Internet como una red de carreteras donde los operadores se encargan de la construcción y el mantenimiento mientras que los proveedores de servicios son fabricantes que necesitan estas carreteras para transportar sus productos. En un entorno de neutralidad de la red, estas carreteras serían todas autovías a las que se accedería pagando el mismo precio indistintamente del uso o vehículo utilizado mientras que, en el caso contrario, estas serían autopistas donde el operador podría establecer carriles de diferentes velocidades, diferentes peajes en función del vehículo o del uso e incluso denegar la entrada a determinados conductores.

El marco regulatorio se sitúa en el mismo escenario que a inicios de siglo, sin embargo la industria ha cambiado radicalmente. En EE.UU. en 2001 existían aproximadamente 140.000 usuarios lo que representaba un 49% de la población mientras que en 2016 esta cifra se situaba en 287.000 y casi un 90% de la población, Facebook permitió el registro libre a finales de 2006, Netflix empezó sus emisiones en línea en 2007, Spotify se fundó en 2008, WhatsApp en 2009 e Instagram en 2010. Todos estos cambios han generado un aumento exponencial en el consumo y la creación de datos. Los cambios sociales con la presencia masiva de teléfonos inteligentes y del impulso del Internet de las cosas permiten asegurar que la creación y el consumo de datos seguirán creciendo. Quien será el mayor beneficiado de la gestión de estos datos es la batalla de fondo por la neutralidad de la red entre los dos grupos de presión.

El profesor Tim Wu defendió la neutralidad de la red para favorecer una competencia Darwiniana entre servicios de Internet, es decir que los operadores no pudieran influir entre las diferentes opciones para que los consumidores pudieran determinar qué servicios debían sobrevivir. En este entorno, los operadores de Internet ven como su poder de negociación frente a los proveedores de servicios se desvanece y solo pueden rentabilizar su inversión en infraestructura mediante el consumidor de manera básica. Con el nuevo marco impulsado por la FCC, los operadores tendrán a su disposición nuevas maneras de rentabilizar esta inversión.

Hasta el momento los operadores no han anunciado sus planes de acción en este nuevo escenario pero diversas opciones que se abren son:

  • Acuerdo con grandes generadores de datos para priorizar sus servicios. Por ejemplo Spotify pagaría para priorizar su información y permitir que sus usuarios tengan mejor calidad que la competencia
  • Empaquetar el acceso a aplicaciones. Los operadores ofrecerían un paquete de acceso a Internet básico y demandarían una tarifa adicional para acceder a diferentes aplicaciones, similar a lo implementado por Vodafone en España con Vodafone Pass
  • Permitir a los consumidores elegir la velocidad a contratar. Actualmente los operadores ofrecen paquetes estándar de conexión, con el nuevo marco podrían ofrecer a los consumidores la posibilidad de personalizar la velocidad contratada facturando por MB/s.
  • Bloquear el acceso a productos de la competencia. Por ejemplo AT&T bloquearía el acceso a cualquier televisión en línea como Netflix para obligar a sus clientes a contratar su propio servicio de televisión en línea.

En definitiva, con el nuevo marco regulatorio el poder para explotar los datos generados se traslada desde los creadores de estos datos hacia los distribuidores. En una sociedad hiperconectada, este es un poder muy relevante.

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