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Residuos electrónicos, cómo podemos darles una segunda vida

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Residuos electrónicos, cómo podemos darles una segunda vida

Los residuos electrónicos son aquellos aparatos en desuso que requieren baterías o utilizan la corriente eléctrica para funcionar. Las Naciones Unidas indican que actualmente es imposible imaginar un mundo sin dispositivos electrónicos. En nuestro día a día nos aportan soluciones a problemas y nos facilitan muchas tareas, pero se convierten en residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) cuando dejan de funcionar o cuando decidimos cambiarlos.

¿Te has parado a pensar dónde acaban estos residuos cuando ya no los queremos? La realidad es que contienen sustancias tóxicas y en muchos casos su recuperación o reciclaje es muy bajo. De hecho, en el Estado español se produce más de un millón de toneladas de residuos electrónicos al año. De este millón, solo se recicla un tercio de los RAEE.

Entonces, esto provoca un grave impacto en el medioambiente que no hace más que empeorar la situación climática que estamos viviendo.

Una segunda vida para los residuos electrónicos

Encontramos diferentes opciones donde pueden acabar estos residuos. A continuación, valoramos cada una de las opciones, así como sus beneficios e inconvenientes:

  • Vertederos: si eliges deshacerte de tu viejo dispositivo electrónico dejándolo en los contenedores de basura en lugar de los puntos de recogida especiales, probablemente acabará en un vertedero. Y el problema es que estos dispositivos contienen demasiados químicos tóxicos como, por ejemplo, arsénico, mercurio, plomo, bario y cromo, que eventualmente serán absorbidos por el suelo y contaminarán el agua, lo que afectará al medioambiente y a las personas que viven en los alrededores.
  • Organizaciones sin ánimo de lucro: si tu dispositivo todavía funciona, considera la posibilidad de darlo a organizaciones sin ánimo de lucro de tu barrio/ciudad que podrán destinarlo a escuelas, iglesias o grupos de la comunidad del área con especiales necesidades.
  • Centros de reciclaje: cuando llevas tu dispositivo a centros especiales de reciclaje, allí se quitan las partes tóxicas y el resto se tritura. Además, para prevenir que los químicos que se desprenden se lancen a la atmósfera, la trituradora captura el polvo que se genera en este proceso.
  • Países en desarrollo: con el fin de minimizar costes, los centros de reciclaje buscan alternativas. Una de ellas es enviar los residuos electrónicos a países en desarrollo para su procesamiento, como China, Nigeria, Pakistán o Ghana, que reciben toneladas cada año. Una vez allí, los trabajadores separan manualmente las piezas y venden las de valor. Pero estos países no tienen regulaciones de seguridad para proteger a los trabajadores ni al medioambiente. Las personas que trabajan en estos lugares están expuestas a químicos peligrosos y no cuentan con equipos de protección. Además, tampoco se evita que los químicos tóxicos se derramen y contaminen el medioambiente. En resumen, cualquier residuo electrónico que se envía a países en desarrollo dañará el medioambiente, así como a las personas que trabajan, que además reciben una ínfima cantidad de dinero por el peligroso trabajo que realizan.

En definitiva, tendríamos que ser conscientes de los aparatos electrónicos que adquirimos y encontrar el destino que menos impacto tenga en nuestro planeta.