Artículos guardados
Vivienda cooperativa, una alternativa a la propiedad privada

Cooperativo General Social

Vivienda cooperativa, una alternativa a la propiedad privada

Desde mediados del siglo XX hasta hoy, el sistema de provisión de vivienda de Cataluña y del Estado español se rige por el libre mercado, en el que destaca la compra como forma principal de acceder a la propiedad privada, seguida del alquiler. Pero ¿qué sabemos de la vivienda cooperativa?

Los modelos tradicionales de compra y alquiler de viviendas tienen algunos inconvenientes, sobre todo para aquellas personas con menos recursos económicos, puesto que suelen implicar endeudamiento, en el caso de compra, e inestabilidad y precios elevados, en el caso de alquiler. Así pues, nacen alternativas que conciben la vivienda como un bien de uso y no de inversión y que permiten disponer de una vivienda más estable que mediante un alquiler y a un coste de adquisición inferior que con la compra.

¿En qué se diferencian de los modelos tradicionales?

Estos modelos alternativos se pueden aplicar tanto a viviendas como a locales, terrenos o edificios, y se pueden combinar según las características del proyecto individual o colectivo que se quiera desarrollar. Además, aportan valores como el apoyo mutuo, la autogestión, el empoderamiento, el arraigo al lugar, la vida comunitaria, la cooperación y la corresponsabilidad.

Otra característica de la vivienda cooperativa es que es un modelo no especulativo, ya que no permite el lucro individual a partir del alquiler o la venta de la vivienda. Así pues, la cooperativa es la titular de las viviendas y se crea con voluntad de duración indefinida. De este modo, las persones socias se pueden implicar, puesto que son propietarias conjuntamente.

Existen dos variantes de covivienda. La variante de las viviendas abiertas, que se caracterizan por sus grandes dimensiones y disponen de los espacios familiares mínimos porque, básicamente, la vida se desarrolla en comunidad. Su estructura potencia las relaciones de convivencia y se comparte, como mínimo, una parte de la economía. La otra variante es la de las comunidades formadas por viviendas independientes que disponen de los servicios para su uso autónomo, pero en las que se reservan zonas para el uso comunitario.

Estos modelos coinciden en que permiten aplicar la autoconstrucción, sea exclusivamente por los mismos usuarios o bien con acompañamiento profesional. Del mismo modo, las personas usuarias pueden intervenir en el diseño del hogar, tanto si es una edificación nueva como una reforma de los espacios existentes.

En Cataluña se han trabajado proyectos de cooperativismo de vivienda, que tienen el objetivo de generar comunidad y optimizar servicios a través de la creación de espacios comunes y de sistemas con un impacto ambiental bajo tanto en el diseño como en el uso del edificio.