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¿Qué mecanismos existen para fijar el precio del dióxido de carbono (CO2)?

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¿Qué mecanismos existen para fijar el precio del dióxido de carbono (CO2)?

Desde 2006, el Foro Económico Mundial, también llamado Foro de Davos, publica el Informe de Riesgos Globales. En la edición del 2021, observamos que el clima extremo, el fracaso de la acción climática y el daño ambiental provocado por el hombre ocupan las primeras posiciones entre los riesgos de mayor probabilidad, por delante de las enfermedades infecciosas.

¿QUÉ MECANISMOS EXISTEN PARA FIJAR EL PRECIO DEL DIÓXIDO DE CARBONO (CO2) Y QUÉ IMPLICACIONES COMPORTA?

En este entorno, cada vez son más los gobiernos, instituciones o empresas privadas que se comprometen con los compromisos de “cero emisiones netas”, cuyo objetivo principal es la neutralidad neta de carbono en 2050. Es decir, emitir la misma cantidad de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera que la que se retira a través de diferentes vías.

Para lograr el objetivo de neutralidad neta de carbono es necesario adoptar más medidas. Entre ellas, seguir desarrollando la transición energética y utilizar más energías renovables en el mix energético. Para ello, es importante que el número de países y empresas comprometidas con la descarbonización de sus actividades siga aumentando, además de seguir impulsando mecanismos que permitan fijar un precio al carbono o, dicho de otra manera, asignar un valor monetario a las emisiones de gases de efecto invernadero con el objetivo de reducirlas o eliminarlas.

Entre los mecanismos más conocidos encontramos:

  1. Sistemas de comercio de emisiones (SCE): son un instrumento de mercado que se basa en el principio de “tope y comercio” (cap and trade) mediante el cual se fija un máximo (un tope o cap en inglés) sobre las emisiones totales de uno o más sectores de la economía y este debe de ser reducido anualmente. Las empresas compran y venden derechos de emisión de carbono que les permitan emitir solo una cierta cantidad, ya que la oferta y la demanda establecen el precio, ofreciendo así un incentivo para ahorrar dinero mediante la reducción de emisiones de la manera más rentable.
  2. Impuestos al carbono, los cuales incluyen impuestos, gravámenes e imposiciones especiales que explícitamente fijan un precio al carbono.

Según el Banco Mundial, actualmente hay 64 instrumentos de fijación de precios del carbono operativos en todo el mundo (frente a los 58 instrumentos de hace un año). Estos instrumentos cubren el 21,5 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, lo que representa un aumento significativo con respecto al 2020, cuando solo se cubría el 15,1 %. Este aumento se debe en gran medida a la puesta en marcha del régimen nacional de comercio de derechos de emisión de China, que añadió un 7,38 % a la cantidad de emisiones cubiertas y se convirtió, así, en el país con el mayor mercado de carbono del mundo.

¿CUÁL ES EL PRECIO DEL DIÓXIDO DE CARBONO?

Actualmente, los precios del carbono oscilan entre menos de 1 dólar/tonelada de CO2 en países como Polonia y Ucrania y 137 dólares/tonelada de CO2 en Suecia. Sin embargo, la mayoría de los precios del carbono siguen estando muy por debajo de la horquilla de 40-80 dólares/tCO2e que a menudo se menciona como necesaria para cumplir con el Acuerdo de París. De hecho, solo el 3,76 % de las emisiones globales están cubiertas por un precio del carbono por encima de este rango.

Otras organizaciones como, por ejemplo, la Agencia Internacional de la Energía consideran que los precios del carbono deben aumentar hasta los 250 dólares/tonelada en las economías avanzadas y hasta los 200 dólares/tonelada en muchos mercados emergentes y economías en desarrollo para forzar la transición energética.

PRECIOS DEL DIÓXIDO DE CARBONO 2021

En Europa, el encarecimiento de los derechos de emisión de dióxido de carbono ha llegado a superar los 60 euros por tonelada, el máximo desde la creación del régimen de comercio de derechos de emisión de la Unión Europea en 2005. Uno de los motivos principales es el endurecimiento de los objetivos climáticos de la Unión Europea el pasado 14 de julio, que ahora aspira a reducir en 2030 sus emisiones en un 55 % respecto a los niveles de 1990 frente al 40 % que planteaba hasta ahora. Esto implica una revisión a la baja de las cuotas de emisiones de carbono durante los próximos años, además de incluir sectores que hasta ahora estaban libres de restricciones como, por ejemplo, el transporte marítimo, por lo que menos oferta e igual demanda se traduce en precios más altos.

La escalada espectacular que los derechos de emisión han experimentado durante los últimos meses en Europa afecta de forma positiva al cambio climático, en la medida que se encarecen los incentivos hacia una mayor contaminación y se fomenta una mayor inversión en tecnologías productivas más limpias; quien más contamina, más paga, y viceversa.

Sin embargo, también afecta a la competitividad de las industrias/compañías, sobre todo a aquellas cuyos procesos productivos conllevan una alta emisión de gases de efecto invernadero, lo que presiona sus márgenes operativos. Para mitigarlo, las empresas suelen trasladar estos aumentos de costes, en mayor o menor medida, al consumidor final, con lo que generan una nueva fuente inflacionista.

Un ejemplo real de lo comentado en el párrafo anterior es el aumento de los precios de la luz en España. En un informe reciente, el Banco de España estima que una quinta parte de estos incrementos se explican por el encarecimiento de los derechos de emisión de CO2, cuyo efecto repercute directamente en los costes de generación de la energía eléctrica a través de tecnologías que hacen uso de combustibles fósiles.