La ecoansiedad o climate anxiety es una nueva forma de afectación de la salud mental que se genera a causa de la preocupación por el futuro incierto al que nos enfrentamos. Según la Asociación Americana de Psicología (APA), la ecoansiedad es un “temor crónico de un cataclismo ambiental”. Se trata de un estrés causado por “observar los impactos aparentemente irrevocables del cambio climático, y preocuparse por el futuro de uno mismo, de los niños y de las futuras generaciones”.
Se está viendo que principalmente afecta a la gente joven. Son personas reivindicativas y con una actitud crítica hacia lo que han hecho generaciones anteriores al medioambiente. También se trata de un perfil de personas que tienen acceso a mucha información, lo que las hace estar más informadas de todo lo que pasa en el mundo que las rodea. Tienen la conciencia intranquila porque saben que, si no actuamos urgentemente, el mundo será un lugar cada vez peor para vivir.
El incremento de desastres naturales, los glaciares fundiéndose, los océanos de plástico, la extinción de especies animales o la desaparición de ecosistemas son algunas de las noticias que se comunican más a menudo en los medios de comunicación. Además, sabemos que hay que reducir a la mitad las emisiones de CO₂ de cara a 2030 para conseguir que la temperatura del planeta no supere los 1,5 grados centígrados. Estos son algunos de los hechos que provocan el sentimiento de angustia.
¿Cómo hacer frente a la ecoansiedad?
La APA recomienda pautas para combatir este tipo de ansiedad, y que este sentimiento no afecte a nuestra vida diaria.
– Confiar en la aptitud de resiliencia personal. Tener la capacidad de adaptarse a la adversidad y ser positivo sobre la capacidad de superar una fuente de estrés y de trauma.
– Fomentar el optimismo. De acuerdo con el punto anterior, evaluar positivamente las circunstancias que se tienen que bregar ayuda a avanzar.
– Ser activos en el enfrentamiento de la angustia, es decir, buscando continuamente ayuda y soluciones y al mismo tiempo siendo capaces de controlar los impulsos más inmediatos.
– Encontrar un propósito. Unirse a la causa a través del activismo puede ser una solución para controlar la angustia.
– Encontrar el respaldo en la comunidad. Compartir las preocupaciones con tus círculos y sentirte apoyado por otras personas pueden mejorar la motivación y la capacidad de actuación.
¿Cómo nos afecta la ecoansiedad?
Actualmente, la ecoansiedad está presente en el día a día de los más jóvenes. De hecho, según un estudio reciente de la plataforma Avaaz, en el que han participado investigadores de seis universidades del mundo, revela que el 75 % de jóvenes encuestados, de entre 16 y 25 años, sienten que su futuro es aterrador; el 65 % piensan que los gobiernos no actúan contra la emergencia climática; y el 39 % dudan de si tener hijos o no. Esto implica que 4 de cada 10 jóvenes ponen en entredicho si quieren continuar trayendo niños al mundo a raíz de esta emergencia global.
TV3 ha hecho un reportaje recientemente en el que se exponen casos concretos de jóvenes en esta situación. Uno de estos jóvenes es Alba de Diego de Haro, de 20 años y estudiante de Antropología, que lanzó esta frase constructiva y que a la vez nos tendría que hacer reflexionar a todos:
“Ojalá todos tuviéramos ecoansiedad. Entonces, actuaríamos y no estaríamos en esta situación.”
Tenen ecoansietat. La crisi climàtica els angoixa fins a un punt que els provoca por, ràbia, depressió i poden arribar a haver-se de medicar. Per superar-ho, s’impliquen en la lluita contra el canvi climàtic. Alguns han decidit no tenir fills. https://t.co/PKdTHDKabU #Play324 pic.twitter.com/7hTJTOY7eq
— 324.cat (@324cat) November 5, 2021
Ojalá todos tuviéramos ecoansiedad
Alba, Leo y Pol tienen en común que los tres encontraron ayuda a su angustia formando parte de Rebelión o Extinción, un movimiento por la justicia climática presente en todo el mundo con el nombre de Extinction Rebellion. En esta organización no solo encontraron a otros jóvenes con la misma angustia, sino que también encontraron un espacio donde actuar contra lo que les provoca este sentimiento.
Darse cuenta y actuar es lo que más les ha ayudado a combatir la angustia. Los tres han participado en muchísimas acciones de protesta y han cambiado algunos aspectos de su vida para intentar ser más consecuentes con la lucha climática, para actuar de manera más sostenible. Han sabido canalizar su angustia y han decidido explicarlo para ayudar a otros jóvenes.
El psicólogo de Salud Mental Infantil y Juvenil del Hospital Sagrat Cor de Martorell, Roger Ballescà, afirma que veremos cada vez más este sufrimiento en los jóvenes:
“El cambio climático nos asusta. De hecho, todos tendríamos que estar algo más asustados y generar un cambio más positivo. Pero lo que no tenemos que dejar es que el miedo ocupe espacios de nuestra vida y que esto no nos permita hacer una vida normal.”
Un consejo que Alba expresa en la misma línea: “Yo les diría a todos los jóvenes que sienten lo mismo que yo y que no saben dónde encontrar ayuda que tienen que aprovechar esta ansiedad para decir: “¿Cómo puedo actuar yo para cambiar las cosas?”.
Está claro que sin la ayuda de los gobiernos será difícil de conseguir, pero sin la ayuda de todos, tampoco. Si todos ponemos un poco de nuestra parte, conseguiremos un futuro más próspero para nuestro planeta.
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