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¿Qué es el LCOE y para qué sirve?

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¿Qué es el LCOE y para qué sirve?

El LCOE, también conocido como coste energético nivelado en su traducción al castellano, es una metodología estándar para calcular el coste por kilovatio hora para cada tipología de generación eléctrica. Este parámetro contabiliza todos los costes que tiene cada sistema de generación a lo largo de su vida útil (inversiones, combustible, emisiones, operación y mantenimiento, desmantelamiento…) y lo divide entre la producción de energía total, y posteriormente lo actualiza a valor presente. De esta manera, nos proporciona una métrica del coste por kilovatio hora.

A través de este cálculo podemos comparar los costes de todos los sistemas de generación con un solo dato, y así dar con los sistemas más eficientes para cada región. Este último punto es muy relevante, ya que los costes de cada tecnología varían mucho por región. Por lo tanto, el LCOE de la generación solar fotovoltaica no será igual en Lleida que en Estocolmo al no tener las mismas horas de sol, la misma intensidad ni la misma temperatura. Otro caso que evidencia la diferencia del coste por región se da en la energía eólica, ya que el viento no tiene la misma intensidad ni en todas las regiones ni en la misma altitud.

Luego, inmersos en pleno debate de las energías renovables, las dos preguntas que debemos formularnos son, en primer lugar, cómo compara el LCOE las diferentes fuentes de generación energética y, en segundo lugar, cómo comparará en el futuro, es decir, si existe margen de mejora en costes.

El siguiente gráfico de Lazard nos muestra el LCOE por tipología de generación eléctrica. Observamos que la fuente eólica (wind) es, junto con la planta generadora solar, una de las más rentables actualmente, y, a su vez, no son dependientes de la evolución de las materias primas (recursos fósiles o nucleares), lo que aporta estabilidad a la rentabilidad de las generadoras.

Por tanto, los datos respaldan el hecho de que las energías renovables eólicas han hecho los deberes y han conseguido posicionarse a la par de los combustibles fósiles, y en algunas regiones incluso han sido las más baratas en absoluto.

En el caso particular de la energía eólica, esta puede generarse en altamar (offshore) o en tierra firme (onshore), siendo esta última la responsable de cerca del 90 % de la instalación anual actual, si bien el mix está cambiando. El principal motivo de que la energía eólica onshore sea la que posee una mayor adopción es fruto de que su LCOE es significativamente menor, concretamente un 43,8 % más barato según las estimaciones de Bloomberg. No obstante, a medida que se vayan reduciendo los LCOE de las instalaciones en altamar, el peso dentro del mix irá incrementándose, como ya se puede observar durante los últimos años a tenor del desarrollo de importantes proyectos, por ejemplo, en el Reino Unido o en los Países Bajos con capacidad hasta los 1.386 MW. Se estima que cada 1.000 MW de capacidad es capaz de producir energía para un equivalente de unas 500.000 familias y permite reducir la emisión a la atmósfera de más de 1,6 millones de toneladas de CO2 al año.

Pero ¿resulta razonable esperar una continua caída en los costes de generación eléctrica?

Siguiendo con el caso particular de la energía eólica, los principales catalizadores son la tendencia a virar hacia turbinas de mayor tamaño, que, entre otras cosas, optimizan la conexión a la red al requerir una menor necesidad de cableado, la optimización de costes en la fabricación y ensamblaje de componentes, al ser una industria a día de hoy muy intensiva en capital humano, y las economías de escala que se observan en las tareas de operativa y mantenimiento por la esperada mayor concentración de fabricantes de turbinas eólicas.

De forma más general, en el siguiente gráfico se muestra el decrecimiento esperado por región del LCOE en generación eléctrica vía viento en tierra firme (onshore). De mantener esa tendencia, reforzaría su condición de energía más barata, conjuntamente con la solar, al situarse por debajo de los 30 $/MWh en las principales regiones.

 

Dado que las energías solar y eólica a gran escala ya tienen los LCOE más bajos que la generación convencional, el problema es que ni la solar fotovoltaica ni la eólica pueden generarse a voluntad (dependen de factores climáticos). Asimismo, tampoco se tiene capacidad para almacenar la energía excedente, lo que a menudo elimina la ventaja del coste en comparación con otras energías convencionales.
Por ello, y a pesar del enorme camino recorrido durante las últimas décadas y de resultar las energías más baratas, a futuro el próximo gran reto para las energías renovables será ganar competitividad con respecto a la generación energética tradicional a través del desarrollo de nuevas formas de almacenamiento que permitan, de forma competitiva, disponer de la energía de forma ininterrumpida en cualquier situación climática. Es una de las condiciones necesarias, pero no suficientes, para alcanzar la neutralidad climática para 2050.