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Minimalismo

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Minimalismo

Durante la década de los años 60, en Estados Unidos se vivieron grandes años de éxtasis con el auge del movimiento pop, la consolidación de las grandes ciudades y el nacimiento de nuevos comercios. América se convirtió en el continente de las oportunidades, el lugar donde poder alcanzar el famoso “sueño americano”. Un concepto cuya connotación más cercana a la realidad es el consumismo compulsivo de productos para poder “ser feliz”.

Este término, todavía presente, y no solo en Estados Unidos, es magnificado por el marketing y la publicidad, que provocan que los ciudadanos compremos de manera casi forzosa objetos innecesarios. Se utilizan técnicas de persuasión muy concretas que impactan directamente en la mente de las personas, que, sin que se den cuenta, absorben entre 3.000 y 5.000 creatividades propagandísticas diariamente. Cada día, empresas de todos los tamaños y sectores destinan elevadas sumas de dinero para ejecutar estas estrategias de neuromarketing e incentivar a sus receptores a comprar más y más.

Los expertos que estudian de cerca el estilo de vida “consumista” respaldan que las personas creamos una falsa realidad de nuestra rutina basada en tener un buen coche, una casa grande o muchos zapatos, entre otros. Estos estereotipos provocan que algunos se vean obligados a pedir préstamos para poder llegar a conseguir este nivel de vida falso.

Ante esta situación, nacen movimientos que sugieren reducir al máximo todo aquello que tenemos, almacenando únicamente aquello imprescindible. Hablamos del término Minimalism, un estilo de vida que no focaliza el bienestar en el consumo, sino en lo puramente emocional y no materialista.

Los precursores de este movimiento son Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus, dos ideólogos que, ante la situación en la que nos encontramos, plantearon otra manera de vivir la vida con un máximo de 100 cosas. Ellos ven el minimalismo como una herramienta para encontrar la libertad real sin tener que sentirse atado a nada. A través del libro Everything that remains a memoir by the minimalists y el documental Minimalism, plantean cómo podrían ser mejores nuestras vidas con menos. Básicamente, describen el minimalismo como una “herramienta para deshacerse de los excesos de la vida a favor de enfocarte en lo que es importante, para que puedas encontrar la felicidad, la realización y la libertad”.

Los seguidores que practican el minimalismo explican que son más felices con menos, ya que:

  • Gastan menos: únicamente compran aquello que realmente necesitan.
  • Sufren menos estrés: llegan más fácilmente a fin de mes.
  • Limpian menos: al vivir en casas pequeñas, tener menos ropa y los utensilios básicos de la cocina, también limpian menos.
  • Disponen de más libertad: el hecho de no invertir la mitad del tiempo en tareas relacionadas con la limpieza de la casa, hacer la compra o revisar las facturas, disponen de mucho más tiempo libre que dedican a sí mismos.
  • Contribuyen en el cuidado del medioambiente: contaminan muchísimo menos porque consumen menos de la mitad que un ciudadano normal.
  • Son más productivos: dedican gran parte de su tiempo en progresar en sus objetivos y no tanto en las tareas cotidianas.
  • Ayudan a otras personas: como solo viven con aquello que necesitan, todas aquellas cosas que no utilizan se las regalan a otras personas que realmente les darán una mayor utilidad.
  • Son más felices: para ellos, los bienes que posees no te dan la felicidad, al contrario, cuantas menos cosas innecesarias, más felices son.

Desde Caja de Ingenieros os invitamos a que profundicéis en este estilo de vida para ver todos aquellos beneficios que os puede aportar tanto personal como profesionalmente. Para los minimalistas, el hecho de consumir menos ayuda a contribuir en la mejora del medioambiente y, además, a sentirse mejor con uno mismo. Así que ya sabes… ¡Menos es más!