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Los jóvenes frente al ahorro y la inversión

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Los jóvenes frente al ahorro y la inversión

Los jóvenes hoy invierten poco, tienen un perfil conservador, su producto preferido es la cuenta corriente y les preocupa su futuro y su jubilación.

Ése es el retrato que nos hacen de los jóvenes los últimos estudios que analizan su comportamiento financiero.

Un estudio realizado por Global Investment Survey revela que más de la mitad de los jóvenes españoles entre 18 y 35 años tiene ahorros, el 31% posee alguna inversión y el 19% no tiene ni ahorro ni inversión.

Si nos centramos en los que han realizado alguna inversión: poseen activos que son, en su mayoría, líquidos. Pero a pesar de ello sus expectativas de rentabilidad son muy altas. En este sentido, los jóvenes españoles son menos arriesgados que el resto de los europeos pero, en cambio, esperan obtener mayor rentabilidad que estos.

Parece que el comportamiento de los millennials también se ha globalizado y en Norteamérica existe un patrón de comportamiento similar frente al ahorro y la inversión. Así lo confirma el estudio sobre jóvenes americanos entre 21 y 35 años de PNC Investments Millennials & Investment Survey (Pitsburg, enero de 2018), que resalta que tres de cada cuatro jóvenes se consideran bastante conservadores, prefieren las cuentas de ahorro a las inversiones y valoran, sobre todo, el poder acceder a su dinero en cualquier momento.

Me gustaría destacar que los millennials americanos saben ahorrar, pero no invertir. Pero sin duda, lo que llama más la atención, es que el motivo de este comportamiento ahorrador proviene de la educación que recibieron de sus padres que les alentaron a ahorrar dinero cuando eran niños.

La educación financiera

En mi opinión, el estudio americano da con una de las claves de esta singular situación: la educación financiera. Sin duda la crisis ha influido en la actitud conservadora frente al ahorro y una preferencia por los activos líquidos. Pero también nos debemos preguntar si la educación financiera que hemos ofrecido a los jóvenes es la que deberían haber recibido y si les permite realizar una planificación financiera de su ahorro y previsión adecuada a sus objetivos y a su etapa de ciclo de vida.

En ambos casos el común denominador es la falta de cultura financiera. Por ejemplo, en el caso de España, llama la atención que los jóvenes inversores quieran obtener altas rentabilidades sin asumir los riesgos que ese objetivo comporta.

Los jóvenes españoles están preocupados por la jubilación y muestran interés por los planes de pensiones. No es de extrañar. Las reclamaciones de los jubilados y la atención mediática sobre las consecuencias de las reformas de la Seguridad Social provocan que los jóvenes también estén sensibilizados ante este problema.

Probablemente esa toma de conciencia y la insuficiencia de su futura pensión tengan un efecto en el ahorro de los jóvenes. Con la educación financiera adecuada, su plan de ahorro se establecerá en base al ahorro periódico y con un perfil de mayor riesgo y de mayor potencial de rentabilidad, más adecuado a su ciclo de vida.

Como apunte sobre esta toma de conciencia por parte de los jóvenes, probablemente las empresas que les ofrezcan en su retribución un plan de previsión complementario sean las que en mejores condiciones estén para captar y retener talento en sus organizaciones.

Por ello es fundamental prestar una especial atención a los jóvenes apoyándoles en su formación y en su integración en la vida laboral a lo largo de sus diferentes etapas personales y familiares. En definitiva, la formación y la información son la clave para las finanzas de los jóvenes y es una tarea de todos empoderarlos.

 

Autor: Jordi Zafra Guinovart, Responsable de Banca Retail de Caja de Ingenieros
Artículo publicado en EL ECONOMISTA